Los yacimientos de gas natural almacenan un recurso no renovable cuyo proceso de explotación corresponde a un patrón geológico muy conocido. En el Perú, se pretende convencer a la ciudadanía que los recursos nacionales de gas natural son infinitos. La descabellada idea plantea que simplemente hay que invertir miles de millones de dólares en gasoductos e infraestructura gasífera y, en consecuencia, el gas natural brotará del subsuelo peruano, en las cantidades esperadas. No consideran los seguidores de la teoría del gas infinito, mínimamente, la posibilidad de no encontrar los volúmenes de energía que sus premonitorios sueños fósiles revelan. Tampoco se realiza un análisis serio de la información que anualmente presentan los organismos nacionales responsables legalmente de recopilar la información asociada a la evolución de las reservas y producción de los recursos energéticos. Los datos existentes de los recursos gasíferos y producción nacional de gas natural indican sobre el grave riesgo de desabastecimiento en menos de dos décadas. Ante una probable situación de riesgo en el suministro de un recurso energético que representa el 65,5% de la energía primaria del país y el 73,6% del total de la energía comercial, en el año 2015, el país debería iniciar un proceso de transformación del modelo energético y sustitución del gas natural.
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EL CHANTAJE DIESEL DEL NODO ENERGÉTICO DEL SUR
El 31 de marzo del 2017, en Lima, se realizó el Foro de debate “GSP y Nuestra Política Energética”. En el mencionado evento participaron representantes de empresas del sector del gas natural y del sector eléctrico como Engie Energia Perú, Gas Energy Latin America y COES-SINAC, así como ex Ministros y Vice-Ministros de Energía, con especial participación en la concepción del proyecto del GSP. Una curiosa coincidencia en el discurso de los participantes fue posicionar la idea del gravísimo impacto que tendría, en el coste de generación eléctrica y en la tarifa eléctrica, ya no la paralización de la construcción sino el simple retraso en la ejecución del GSP. Se pretende posicionar, en la opinión pública, el erróneo planteamiento que no existe ninguna otra solución técnica que permita evitar el funcionamiento de las centrales diesel del Nodo Energético del Sur, y por tanto, exigen que el Estado peruano asuma el injustificado gasto de 7 mil 348 millones de dólares en la construcción, operación y mantenimiento del GSP, cuyo principal objetivo es suministrar gas natural al Nodo Energético del Sur. El GSP suministrará gas de Camisea para su combustión en el Nodo Energético del Sur con una eficiencia del 50%. El gas natural no será industrializado, y por tanto, no se obtendrá un valor añadido en la industria petroquímica. Tampoco será masificado su uso en la grandes ciudades del sur peruano, Cusco y Arequipa, simplemente será quemado en unas supuestamente «eficientes» centrales térmicas con 50% de eficiencia. Un negocio privado subvencionado a través de la tarifa eléctrica por el Estado peruano. Simplemente, descaradamente ingenioso y sin un horizonte de beneficios reales para el usuario eléctrico.
ESCENARIOS ENERGÉTICOS POST-CAMISEA
En el año 2004, la llegada del gas de Camisea a la costa peruana significó el inicio del proceso de metanización del sistema energético peruano. La falta de visión y perspectiva estratégica del Estado peruano, y por tanto, su incapacidad de analizar y evaluar con seriedad las tendencias internacionales en el sector energético y las posibles futuras amenazas a la estabilidad energética y económica del país, le impide disponer de una estructura estatal de planificación y prospectiva energética a largo plazo para la generación de posibles escenarios energéticos futuros. La debilidad e incapacidad institucional del Estado, unido a su secular pusilanimidad y timidez en los procesos de negociación de las condiciones para la inversión extranjera, profundiza la desconfianza social en que el Estado sea capaz de generar e implementar los mecanismos, emprendimientos y políticas necesarias para transformar la realidad energética peruana, en un horizonte no muy lejano.
En cualquier Estado serio y moderno, la vergonzosa perdida de la capacidad de direccionar sus recursos naturales para garantizar el desarrollo integral y sostenible de sus conciudadanos, se consideraría como una gran tragedia. Sin embargo, en el Perú, se realiza una lectura adocenada de la perdida de soberanía de los recursos naturales, y se traslada a la opinión pública un sentimiento de imposibilidad de renegociación de los contratos, bajo el absurdo legal que los contratos son eternos, intocables e inmodificables. Sin pretender que los escenarios post-Camisea planteados sean definitivos, se presentan dos escenarios globales: un escenario de tendencia renovable, que garantice la transformación del actual sistema energético peruano; y un escenario de tendencia fósil, basado en la supuesta existencia de gas de Camisea por innumerables décadas.
GSP: SOBERANÍA NACIONAL y SOSTENIBILIDAD ENERGÉTICA
Los análisis periodísticos sobre el Gasoducto Sur Peruano, GSP, se centran, fundamentalmente, en posicionar dos ideas: exacerbar los sentimientos ciudadanos negativos ante la corrupción de distintos gobiernos del Estado peruano y disuadir a la opinión pública sobre la necesidad de continuar la construcción del GSP hasta el Nodo Energético del sur. Desde otra perspectiva, los dos grandes problemas a abordar en relación al gas natural de Camisea son: la imperiosa necesidad de recuperar la soberanía nacional sobre los recursos gasíferos y la inviabilidad del GSP dentro de una estrategia energética sostenible. La paralización de la construcción del gasoducto, por causas ajenas al Estado peruano, exige analizar con seriedad la viabilidad técnica y rentabilidad económica del gasoducto, en un entorno de reducción de los precios de la generación eléctrica renovable, en las subastas renovables nacionales, y de la falta de descubrimientos de nuevas reservas de gas natural.
CASANDRA Y EL GAS NATURAL DE CAMISEA
En agosto del año 2004 se inició la explotación del gas de Camisea con la llegada a la costa del ducto de transporte de gas. En algunos meses se cumplirán 12 años de un acontecimiento histórico para el sector energético peruano. Este hecho amerita un análisis detallado de la evolución y predicción de la producción y de las reservas de gas natural en el Perú. En una perspectiva de agotamiento de recursos fósiles, el futuro de gas natural en el Perú implica plantear un discurso de difícil aceptación en una sociedad temerosa de enfrentarse a una situación de grave riesgo de colapso social y contraria a un futuro color rosa ficticiamente creado en el imaginario colectivo. En la mitología griega esa desconfianza a la posible existencia de una situación futura de riesgo grave se representó en la ciudad de Troya, cuya infausta destrucción derivó en la aparición del síndrome de Casandra. Incredulidad y desconfianza ante posibles situaciones de riesgo.
LA METANIZACIÓN DEL SECTOR ELÉCTRICO PERUANO
El discurso actualmente predominante ha posicionado la idea de que la explotación comercial del gas de Camisea sólo era económicamente viable si se procedía a un masificado empleo del gas natural en centrales térmicas y en el sector del transporte. Posteriormente, triquiñuelas políticas de las élites de poder nacionales permitieron que el mayor recurso energético no renovable, existente en el país, se exporte fuera del Perú. El discurso es casi siempre el mismo: el Estado no tenía capacidad económica ni capacidad de gestión para abordar proyectos de transformación del gas natural en productos con mayor valor añadido – petroquímica – y se entrego el gas en manos extranjeras que prefirió quemar el gas, con reducidas eficiencias energéticas, en coches a gas y en centrales térmicas. Una historia de pérdida de soberanía de un recurso estratégico de todos los peruanos. Una visión cortoplacista al encadenar el Perú a una nueva droga fósil, no renovable y con fecha de agotamiento. En un futuro no muy lejano, se deberá abordar, en condiciones geopolíticas internacionales muy complejas, el proceso de desmetanización del Perú.
PETER SCHWARTZ Y EL “GASODUCTO NOR CHILENO”
En el año 2011, llegó al poder una agrupación política decidida a recuperar el gas natural de Camisea. Años después, el discurso de recuperación de los recursos naturales se desvaneció. Ahora, se discute la posibilidad de exportar gas natural al norte de Chile. Una situación inimaginable hace algunos años.
LAS PRIORIDADES DEL USO DEL GAS EN EL PERÚ
En los últimos meses, en el Perú, se discute con particular pasión la construcción de ductos de transporte de gas y de la infraestructura necesaria para su uso masivo en el sector doméstico e industrial así como en polos de industrialización petroquímica. Un buen comienzo de cualquier discusión es plantear con precisión a quién se quiere beneficiar con el uso del gas y cuál es el uso más eficiente del gas natural de Camisea.
YPF Y LA ENCRUCIJADA ENERGÉTICA ARGENTINA
El 16 de abril del 2012, Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina, anunció la expropiación del 51% de las acciones de la empresa española Repsol, desatando una euforia colectiva nacionalista en ese país. Se presenta un análisis crítico desde el punto de vista energético de la decisión adoptada por el ejecutivo argentino.
MASIFICACIÓN DEL GAS NATURAL O BIOMETANIZACIÓN LOCALIZADA
El 23 de marzo del año 2012 el Congreso del Perú aprobó la Ley que crea el Sistema de Seguridad Energética en Hidrocarburos y el Fondo de Inclusión Social Energético. El objetivo de la ley es iniciar el proceso de masificación del consumo de gas natural en el Perú basado en un subsidio estatal a emplear en la construcción de conexiones domésticas. Se plantean algunos inconvenientes y algunas propuestas innovadoras al presente proceso de masificación del gas natural de Camisea.