El 16 de abril del 2012, Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina, anunció la expropiación del 51% de las acciones de la empresa española Repsol, desatando una euforia colectiva nacionalista en ese país. Se presenta un análisis crítico desde el punto de vista energético de la decisión adoptada por el ejecutivo argentino.
La encrucijada energética argentina
Cualquier propuesta de estrategia energética a largo plazo que no plantee como idea central la existencia de límites físicos inherentes a la explotación de recursos fósiles y, por tanto, la imposibilidad de garantizar un crecimiento económico infinito en un entorno de recursos finitos está inexorablemente abocada al fracaso.
Dejando de lado las habituales escenas de desgarro emocional patriótico que suelen incorporar los anuncios de nacionalización de recursos naturales, la sensación del acto de expropiación de las acciones de Repsol fue descaradamente y manifiestamente victimista.
En resumen, el socio español de la empresa hispano-argentina Repsol-YPF, cuan ladrón sigiloso, se encargó durante más de una década de vaciar las reservas probadas de petroleo en Argentina. Ningún alto funcionario del Gobierno argentino ni ningún alto ejecutivo de los restantes socios de la mencionada petrolera sospecho de tan grotescas y desvergonzadas actividades.
Es curioso que aquellos que tan alegremente entregaron la empresa estatal a manos privadas en el año 1999 y, por tanto, actuaron como cómplices del denominado vaciamiento petrolero, sean ahora los principales actores del proceso de expropiación del petróleo. Un desleal acto de travestismo ideológico con sus antiguos socios españoles.
Lo más probable es que la jerarquía burocrática argentina permitiera ese despiadado desfalco energético y ante la incertidumbre de que Repsol ofrezca en venta su participación a una tercera petrolera – algunos analistas afirman que empresas estatales chinas tenía intenciones de participar en el negocio – los altos funcionarios del gobierno argentino se hayan adelantado a un hecho consumado de inimaginables consecuencias para el cálculo electoral del partido en el gobierno.
La situación desvelada por las autoridades argentinas es muy grave porque exige la inmediata realización de una auditoría integral que permita establecer los responsables locales y extranjeros del vaciamiento energético, el impacto medioambiental y el efecto económico del desabastecimiento del país y, por supuesto, sancionar debidamente a los culpables. En fin, lo habitual en relaciones comerciales nada equilibradas.
La realidad del petróleo en Argentina
Un análisis estrictamente energético de la situación actual del sector petrolero en Argentina revela las siguientes realidades:
1. La producción de crudo en Argentina demuestra que la reducción anual de extracción de crudo es simplemente irreversible. En la figura 1, se observa que Argentina alcanzo el pico de producción el año 1998 con una media de aproximadamente 890 mil barriles diarios.
2. En el año 2010, la media de extracción diaria de petróleo fue de 650 mil barriles. En el año 2011, la producción de petróleo se redujo en un 8% con respecto al año 2010, es decir, la producción de petróleo no superó los 600 mil barriles diarios. La producción anual de petróleo en Argentina en el año 2011 fue de aproximadamente 219 millones de barriles, aún por confirmar debido a falta de cifras oficiales.
3. En relación al consumo, la recuperación económica de Argentina desde el año 2002 al 2011 con una media de crecimiento del PIB del 8% anual ha supuesto un importante incremento en el consumo de petróleo, alcanzando en el año 2010 unos 623 mil barriles de media diaria. En el año 2011, el consumo de crudo se incrementó en un 5%, unos 650 mil barriles diarios.
4. Con los niveles de producción de crudo convencional en franco declive y un constante incremento del consumo de petróleo, no es difícil deducir que en el año 2012 se avecina un año más de desequilibrio energético en Argentina, junto con el año 2011. Las importaciones de crudo extranjero será una de las limitaciones con las que tendrán que lidiar los estrategas energéticos argentinos, en un periodo de agotamiento del recurso y con elevados precios internacionales.
5. Otra variable interesante del sector petrolero argentino son sus niveles de reservas probadas. A 31 de diciembre de 2010, las reservas probadas de crudo convencional se cifran en unos 2400 millones de barriles. Para un supuesto incremento anual del consumo del 5%, las reservas de crudo convencional en Argentina apenas alcanzarían para unos 8 años. Una situación muy compleja para la estabilidad económica del país sudamericano y una triste realidad que condiciona sus estrategias energéticas a largo plazo.
En la tabla 1, se presenta una simulación de los años de autosuficiencia argentina en función del porcentaje de incremento del consumo interno, expresado en millones de barriles anuales. No es difícil deducir que, para satisfacer la creciente demanda interna con los niveles actuales de declinación de los campos petrolíferos argentinos, la importación de petróleo extranjero será una de las herencias más incomodas de su antiguo socio de negocios Repsol y un serio condicionante del impresionante crecimiento económico argentino experimentado en los últimos 10 años.
El desbalance energético y la asfixia económica
Argentina ha entrado en un proceso de declive irreversible de la producción de petróleo. Además, la actual política energética argentina no presenta indicios de modificar en corto plazo la actual estructura de consumo de recursos fósiles, un 83% del consumo de energía primaria.
Año a año, la brecha entre producción y consumo de petróleo se irá incrementando. En el año 2011, esa brecha fue de aproximadamente unos 50 mil barriles diarios. El déficit anual que para el año 2012 podría alcanzar los 35 millones de barriles.
Una característica singular del sector petrolero argentino es que, debido a la política de subvenciones internas y a los altos precios internacionales del crudo, las empresas que extraen petróleo suelen exportar una importante parte de su producción teniendo el Estado Argentino que cubrir con petróleo extranjero la demanda interna no cubierta por crudo nacional, esta incoherente política ha significado que el saldo deficitario comercial entre importaciones y exportaciones sea de 3029 millones de dólares en el año 2011, figura 2.
El yacimiento de Vaca Muerta
La gran esperanza del futuro energético argentino se denomina Vaca Muerta. Un yacimiento de hidrocarburos no convencionales de esquistos bituminosos que exigirá escalofriantes inversiones y un impacto medioambiental muy significativo.
La explotación de los esquistos bituminosos emplea tecnologías de extracción muy diferentes a las habituales. En general, consiste en realizar profundas perforaciones e inyectar sustancias químicas para estimular al hidrocarburo, contenido en formaciones poco permeables, a salir a la superficie.
Una de las más controvertidas tecnologías de explotación de hidrocarburos no convencionales es la tecnología de fractura hidráulica. Conocida en la terminología anglosajona como «fracking» es muy empleada en los Estados Unidos, pero a costa de un irreversible impacto medioambiental en las zonas de explotación.
Vídeo – Unconventional Gas Production
A diferencia del hidrocarburo convencional, estos recursos fósiles se encuentran difuminados entre las rocas. El proceso de extracción es más complejo. Las rocas deben ser perforadas de forma horizontal y luego mediante la técnica de fracturación hidráulica se libera el hidrocarburo, que posteriormente se conduce hacia la superficie para su transporte y tratamiento.
Vídeo – El Escarabajo Verde: Fractura Hidráulica
Vídeo – La Sombra del Fracking
La utilización de grandes cantidades de agua y químicos de alta toxicidad así como las particularidades de la tecnología empleada en la extracción de los hidrocarburos no convencionales generan graves impactos medioambientales, sobre todo en los recursos hídricos de las zonas de explotación, los ecosistemas y las tierras de cultivo.
Vídeo – Fracking Hell: The Untold Story
Por otro lado, es necesario que se supere cierto umbral de viabilidad exploratoria y comercial para que los recursos existentes en el yacimiento de Vaca Muerta sean considerados como reservas probadas. Es decir, se deberá evaluar, después de un tiempo de explotación prudente, el nivel de declinación del yacimiento y, por tanto, proceder a certificar las reservas probadas y establecer la viabilidad económica de la extracción de hidrocarburos en el yacimiento descubierto en noviembre del 2011. Por ahora aún es pronto para afirmar que Argentina es la nueva Arabia Saudí de América del Sur en reservas de hidrocarburos no convencionales.
Según los datos existentes, el yacimiento tiene un área de exploración de 30 mil kilómetros cuadrados. Hasta antes de la expropiación, Repsol-YPF había obtenido unos 700 mil barriles equivalentes de petróleo en 15 pozos en funcionamiento. Las reservas de hidrocarburos no convencionales aún no certificadas podrían alcanzar los 22 mil millones de barriles equivalentes de petóleo, de los cuales casi 6 mil millones podrían ser petróleo no convencional el resto es gas no convencional, figura 3.
La perforación, extracción y tratamiento de los hidrocarburos no convencionales a partir de esquistos bituminosos tiene unos costes de inversión y mantenimiento muy elevados.
En caso de que las actuales exploraciones demuestren que hay reservas suficientes para hacer rentable la explotación del yacimiento, entonces será necesario acometer un plan de inversiones de unos 31.500 millones de euros en los próximos años para la instalación de casi 2.000 pozos e iniciar una producción estable a partir del año 2015. El tiempo juega en contra de la ahora renacionalizada empresa petrolera argentina.
La irremediable necesidad de transformación del modelo energético
Sin considerar malicias políticas y corruptelas provinciales, la encrucijada argentina se puede resumir en las siguientes reflexiones, estrictamente técnicas:
1. La producción de crudo convencional en Argentina ha iniciado un importante declive justificado por el agotamiento de los recursos primarios. Es un condicionante geológico en el que no es necesario buscar culpables. La declinación es un hecho asociado a cualquier explotación de petróleo convencional o no convencional.
2. El consumo de petróleo en Argentina se incrementa debido al crecimiento económico del país y particularmente a la entrada de cientos de miles de coches al año en el sector automotriz. El parque automotor en Argentina superó la cifra de 10 millones de unidades en el año 2010. En el año 2010, se vendieron en Argentina 700 mil coches. En el año 2011 la venta en concesionarios de automóviles fue de 883 mil unidades.
La tendencia creciente de ingreso de automóviles en el parque automotriz, que parece irreversible, es del orden del 11,5% al año, figura 4. A ese ritmo de crecimiento de ventas de automóviles en 6 años en Argentina se duplicará el volumen de automóviles en venta en los concesionarios, y podría alcanzar casi 1 millón 800 mil automóviles en el año 2017.
La apuesta por un sistema de transporte basado en el petróleo es una irresponsable actitud que encadenará a Argentina a un recurso fósil adictivo cada vez más escaso, caro y muy complicado de reemplazar.
3. Las reservas de petróleo convencional se reducirán año a año, no depende de los sueños y deseos de los gobernantes en la ejecución de innumerables perforaciones y búsqueda de grandes descubrimientos, es una situación irreversible que obliga a las autoridades argentinas a plantear una alternativa inteligente al aumento del consumo de petróleo en el sector automotriz y una nueva política energética que incremente la independencia e invulnerabilidad del país.
4. El descubrimiento y existencia de reservas no convencionales en el yacimiento de Vaca Muerta certifica que ya no hay más crudo convencional en el suelo argentino o yacimientos importantes que descubrir, quizás algunas reservas en la plataforma atlántica, y empuja al país a consumir las últimas reservas de hidrocarburos existentes en su territorio.
5. La explotación de los últimos recursos petrolíferos existentes en Argentina solo otorgará algo de tiempo a la lenta agonía energética que ya experimenta el país austral y desvanece la alucinación de autoabastecimiento a la que invocan las autoridades argentinas, sin despreciar el irreversible impacto medioambiental que causará la explotación de los controvertidos recursos fósiles no convencionales. Una triste herencia para las futuras generaciones de argentinos.
A pesar del proceso de expropiación iniciado, la única salida a la encrucijada energética argentina es reducir de forma drástica el consumo energético en recursos fósiles y diversificar la actual matriz energética, de lo contrario aparecerán viejos fantasmas de un pasado muy reciente.
Madrid, a 5 de mayo de 2012