En el Perú, el sector de generación eléctrica se encuentra en una situación de tensa espera. El Estado peruano es incapaz de aceptar el gravísimo error estratégico cometido, asociado a la construcción del Nodo Energético del Sur, NES, – un elefante blanco de magnitudes faraónicas a pagar por el usuario eléctrico funcione o no –, y se empecina en el rescate del proyecto del GSP, otra obra faraónica fósil para el suministro de gas natural al desahuciado NES diesel. El Estado peruano está dispuesto a subvencionar, con 7300 millones de dólares, el negocio privado de las empresas dueñas del NES. El efecto inmediato de la paralización de la construcción del GSP es el riesgo de funcionamiento del NES con diesel y la distorsión del comportamiento del mercado eléctrico spot, debido a un considerable incremento del precio de generación de energía eléctrica, a unos 200 $/MWh. Por otro lado, la conversión de diesel a gas natural del NES hubiera permitido asumir el esperado crecimiento de la demanda eléctrica nacional. Según datos del COES, el crecimiento promedio de la demanda eléctrica anual, entre el año 2011 y 2016, fue del 6,5%. En este sentido, los aproximadamente 16000 GWh que el NES debería suministrar al SEIN, se han desvanecido conjuntamente con el GSP. La única opción para cubrir el crecimiento de la demanda, en los próximos 4 años, es la integración de sistemas renovables de generación eléctrica – gestionables y no gestionables – a través de la convocatoria de subastas RER con carácter de urgencia. La parálisis del sector eléctrico, debido a un afiebrado e irresponsable optimismo fósil, se puede superar por el contrastado dinamismo renovable, sustentado en una constante disminución de precios de generación y capacidad de adaptarse a las exigencias de operación y gestión del sistema eléctrico.