El Estado peruano ha demostrado innumerables veces la incapacidad en analizar y evaluar seriamente las tendencias globales y evolución tecnológica en los sectores de energía y transporte. La construcción y planes a largo plazo de licitación de líneas de metro en Lima es una muestra inequívoca de esta circunstancia. El Estado peruano se ha convertido en un organismo de promoción de negocios para el Club de la Construcción criolla e internacional, es decir, trabaja al servicio de los intereses económicos de un grupo de empresas, con serios indicios de descarada corrupción en las últimas décadas. La decidida apuesta del Estado peruano por la construcción de líneas de metro desvela que no dispone de un Plan de Movilidad Sostenible y Electrificación del Transporte, que debería priorizar la peatonalización de zonas históricas, la construcción de ciclovías y de plataformas reservadas a trenes ligero en las grandes avenidas de Lima, así como el diseño e implementación de corredores alimentadores de buses eléctricos. El Estado prioriza la construcción de obras faraónicas de electrificación del sistema de transporte público con coste por kilómetro del orden de 200 millones de dólares, un coste excesivo e injustificado, cuando hoy por hoy existen otras tecnologías que permiten garantizar los mismos volúmenes de transporte de pasajeros a mucho menor coste. Es imprescindible iniciar un debate serio y constructivo sobre las diferentes alternativas tecnológicas de movilidad sostenible y electrificación del transporte en las grandes ciudades del Perú.