El Gasoducto Sur Peruano, GSP, es un cadáver energético que el Estado peruano se dispone a resucitar a través de la Agencia de Promoción de la Inversión, Proinversión. Una actitud obsecuente y servil a los intereses económicos de algunas empresas del sector energético y de construcción de infraestructuras gasíferas. Incluso se ha conformado un Comité en Proyectos de Gas Natural que estará a cargo de la supervisión de los proyectos de transporte y distribución de gas natural, encargados a ProInversión. El Estado peruano, en lugar de aprovechar la oportunidad para replantear un proyecto energético, que permita suministrar energía a las grandes ciudades del sur y dinamizar su economía, pretende descaradamente construir un gasoducto para satisfacer la demanda del artificioso Nodo Energético del Sur. El Nodo Energético del Sur no tiene ningún interés práctico para el país sino dispone de un suministro garantizado de gas natural y cuya existencia sería muy difícil de sustentar sin la construcción del GSP. Las autoridades de la Región del Cusco disponen de la última oportunidad para hacer valer sus derechos y cumplir sus anhelos y esperanzas en relación a un recurso que es aprovechado en otras regiones del país. La primera acción de los habitantes del Cusco es rechazar el continuismo energético estatal y promover la concepción de un nuevo gasoducto, que no suministre gas al Nodo Energético del Sur sino a las grandes ciudades del sur. En este sentido, se presenta una propuesta conceptual de un nuevo Gasoducto del Sur que suministre gas, energía y modernidad a las grandes capitales del sur peruano: Cusco, Arequipa, Juliaca y Puno.
GSP y Nodo Energético del Sur: Dos Caras de la Misma Moneda
El Gasoducto Sur Peruano, GSP, se caracteriza por ser una acción entrometida y voluntariosa del Estado peruano para garantizar el suministro de gas natural al Nodo Energético del Sur, un conjunto de centrales térmicas con una potencia total instalada de 1455 MW y una inversión total de 822 millones de dólares. Gracias a otro pernicioso invento legal del Estado peruano, denominado contrato por ingresos garantizados, los usuarios eléctricos deberán pagar más de 1820 millones de dólares en 20 años, cargados en la tarifa eléctrica, por esta artificiosa y potencial demanda instalada con la rimbombante denominación de Nodo Energético del Sur. Así, el Estado peruano, con el dinero de los usuarios pagará por estas instalaciones térmicas funcionen o no funcionen, se les suministre o no suministre gas natural. Un negocio redondo para las compañías que gestionan el Nodo Energético del Sur y una astuta artimaña legal para financiar proyectos eléctricos que ninguna empresa eléctrica abordaría en un entorno de mercado competitivo.
Una vez consumada la artificiosa invención de la demanda del Nodo Energético del Sur, el lobby del gas natural ya tenía la excusa para presionar por la construcción del GSP. En caso contrario, el Nodo Energético del Sur deberá quemar combustible diesel, con las terribles implicaciones para la economía nacional. El chantaje del Nodo Energético, por tanto, es tan sencillo como práctico: o se construye el GSP o les resultará mucho más cara la factura mensual eléctrica a los usuarios finales. Nodo Energético del Sur más GSP, una creativa estafa al cuadrado al usuario eléctrico y una burla para todos los peruanos, puesto que un incremento evitable de la electricidad afectará a todas las actividades económicas del país.
La creación del Comité en Proyectos de Gas Natural es una distracción más del Estado peruano para autoconvencerse de la viabilidad técnica y económica de un proyecto que no tiene ni pies ni cabeza. Además, resulta cuanto menos sospechoso que se le asigne el diseño de un nuevo proyecto de gasoducto al mismo organismo estatal que ya fracasó y que aprobó y otorgó la buena para a un proyecto con tantas deficiencias, inconsistencias e irregularidades. Por otro lado, resulta curioso que los miembros del Comité sean abogados y economistas. El proyecto de nuevo gasoducto no sólo es un tema económico y legal, es más que nada un asunto energético y de estrategia a largo plazo para la economía del Perú. Extraña, por tanto, que en ese Comité no se invite a organizaciones y organismos críticos con el proyecto del gasoducto en su actual propuesta.
Cusco, Testigo Impasible del Saqueo Energético
A la Región del Cusco se le reserva el triste rol de simple observador de la construcción de una instalación energética que succionará los últimos recursos de gas natural existentes en el país. El Estado peruano engatusa a las autoridades y habitantes del Cusco con la creación de miles de puestos de trabajo durante la etapa inicial de construcción del ducto. Un espejismo temporal puesto que, finalizada la construcción del GSP, el Cusco sólo sera testigo impasible de la extracción de la mayor riqueza energética que dispone la región para dinamizar su economía en las próximas décadas y aprovechar una recurso fósil como energía de transición, empleada de forma inteligente y eficiente. Las autoridades cusqueñas deberán actuar con decisión y seriedad o deberán responder ante la historia por su inacción.
El Perú tiene una deuda energética histórica con la Región del Cusco, por tanto, el nuevo Gasoducto del Sur deberá beneficiar principalmente a los cusqueños y, consecuentemente, a las grandes ciudades del sur del Perú. Además, la concepción de un nuevo gasoducto deberá analizar con seriedad los errores cometidos con el suministro del gas al centro del país. El error más destacable fue la incapacidad de generar una demanda de calor que maximice la eficiencia del aprovechamiento de un recurso fósil tan escaso y densamente concentrado como es el gas natural. Ventajosamente, las regiones del sur tienen promedios de temperatura que hacen viables la instalación de sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria a consumidores domésticos, comerciales e industriales. En este sentido, los sistemas de cogeneración permitirían suministrar calor y electricidad a diferentes distritos del Cusco, Juliaca, Puno y Arequipa. La eficiencia de los sistemas de cogeneración es del orden del 80% frente al 50% de eficiencia de las centrales de ciclo combinado. En el norte de Europa existen innumerables experiencias de sistemas de cogeneración que suministran calor y electricidad a las ciudades, por lo que es una tecnología madura y más rentable económicamente que las ineficientes centrales de ciclo combinado que sólo transforman el 50% de la energía del gas en electricidad, el 50% restante calienta el medio ambiente.
Puesto que el Estado peruano está decidido a regalar más de 7300 millones de dólares en la construcción del GSP, se recomienda a las autoridades de las regiones del sur exigir al Estado el mismo monto de inversión para que con la construcción del nuevo gasoducto, en paralelo, se aborden otros asuntos de interés para el sur del Perú. Entre esos asuntos prioritarios destacan:
1. La actualización y modernización de los sistemas de distribución eléctrica en las grandes ciudades, con el objetivo de convertirlos en sistemas de distribución inteligente que permitan el aprovechamiento de los recursos solares de la zona sur.
2. La construcción de un sistema de distribución de calor centralizado y sistemas de almacenamiento de calor, con el objetivo de maximizar el aprovechamiento energético del gas natural.
3. La implementación de medidas de ordenamiento y planificación del transporte público y privado, con el objetivo de proceder a una electrificación futura del transporte en las ciudades y entre ciudades de las capitales del sur.
4. La implementación escalonada de medidas de ahorro y eficiencia energética en el sector doméstico, comercial e industrial que permita alargar el periodo de uso del gas natural.
5. La implementación de planes de reconstrucción y acondicionamiento de las viviendas para mejorar su eficiencia y minimizar el uso de energía en calefacción.
6. La evaluación técnico y económica de la creación de un polo petroquímico en el Cusco.
Lineamientos Conceptuales del Nuevo Gasoducto del Sur
El nuevo Gasoducto del Sur deberá basarse en los siguientes lineamientos conceptuales:
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Las autoridades de la región del Cusco deberán plantear iniciativas y propuestas técnicas para que la inversión del nuevo gasoducto favorezca a los habitantes de las regiones del sur y no a las empresas del Nodo Energético del Sur.
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El aprovechamiento del gas natural en la ciudades del sur se deberá sustentar en la construcción de un moderno sistema de distribución eléctrico y térmico, que permita aprovechar al máximo la energía del gas natural en centrales de cogeneración.
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Las ciudades del sur del Perú deberán aprovechar el suministro de gas natural para actualizar, modernizar y automatizar el sistema de distribución eléctrico, así como el ordenamiento de un transporte electrificado y la reconstrucción, rehabilitación y acondicionamiento térmico de las viviendas en las grandes ciudades del sur.
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El diseño y planificación de un moderno y eficiente sistema energético – eléctrico y térmico – para las grandes ciudades del sur del Perú, adaptado al nuevo Gasoducto del Sur, deberá responder a criterios de fácil adaptabilidad a un futuro suministro energético proveniente de tecnologías renovables.
En conclusión, el GSP en su propuesta y planteamiento actual no responde a los intereses de las regiones del sur del país. Es una propuesta que responde a los intereses de un reducido grupo de empresas, que gracias a un Estado obsecuente y servil se dispone descaradamente a financiar sus negocios privados. Las autoridades del Cusco y de las regiones del sur deberán presentar iniciativas que prioricen el uso del gas natural de Camisea en la generación y calor para los consumidores domésticos, comerciales e industriales. La generación de electricidad y calor en centrales de cogeneración exigen la construcción de un moderno sistema de distribución eléctrica y térmica en las grandes ciudades del sur así como la actualización y modernización del sistema de distribución actualmente existente. Asimismo, es necesario implementar medidas de planificación y ordenamiento del sector del transporte y medidas de eficiencia energética en el sector de edificación de las grandes ciudades del sur.