En el Perú, la gestión integral de los residuos sólidos y aguas residuales es uno de los más grandes desafíos del siglo XXI. La gestión municipal de los residuos sólidos se reduce a la eliminación visual de la basura en vertederos incontrolados a cielo abierto, rellenos sanitarios y plantas de incineración, una solución inmediata pero sin perspectiva a largo plazo, sin futuro. En el mundo, estos sistemas de tratamiento de residuos sólidos están siendo abandonados por las emisiones de gases de efecto invernadero, emanaciones de sustancias contaminantes a la atmósfera y lixiviados al subsuelo así como por las graves afectaciones a la salud que conllevan para las poblaciones aledañas. La gestión integral de residuos debe priorizar la concientización de los ciudadanos en una cultura de sobriedad y sencillez consumidora, que coadyuve a la reducción del uso de bienes y servicios, y por tanto, minimice la generación de desperdicios y el consumo de materias primas y energía, favoreciendo la conservación de los recursos naturales para futuras generaciones. Otro pilar fundamental en la gestión integral de residuos es fomentar e incentivar la activa participación ciudadana en la reutilización y reciclaje de los residuos generados. Finalmente, si es imposible reducir, reutilizar o reciclar el residuo generado, tan sólo entonces, se deberá proceder a su recuperación en las plantas de tratamiento para la obtención de materias primas, que servirán para la elaboración de nuevos productos, susceptibles de reutilizarse, y para la generación de productos energéticos – combustibles líquidos, gas, calor y electricidad. El enterramiento y la incineración, equivalente a esconder la basura bajo la alfombra en términos domésticos, deben ser prácticas absolutamente erradicadas en una estrategia de gestión integral de residuos sólidos a largo plazo.
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DINAMISMO RENOVABLE O PARÁLISIS FÓSIL
En el Perú, el sector de generación eléctrica se encuentra en una situación de tensa espera. El Estado peruano es incapaz de aceptar el gravísimo error estratégico cometido, asociado a la construcción del Nodo Energético del Sur, NES, – un elefante blanco de magnitudes faraónicas a pagar por el usuario eléctrico funcione o no –, y se empecina en el rescate del proyecto del GSP, otra obra faraónica fósil para el suministro de gas natural al desahuciado NES diesel. El Estado peruano está dispuesto a subvencionar, con 7300 millones de dólares, el negocio privado de las empresas dueñas del NES. El efecto inmediato de la paralización de la construcción del GSP es el riesgo de funcionamiento del NES con diesel y la distorsión del comportamiento del mercado eléctrico spot, debido a un considerable incremento del precio de generación de energía eléctrica, a unos 200 $/MWh. Por otro lado, la conversión de diesel a gas natural del NES hubiera permitido asumir el esperado crecimiento de la demanda eléctrica nacional. Según datos del COES, el crecimiento promedio de la demanda eléctrica anual, entre el año 2011 y 2016, fue del 6,5%. En este sentido, los aproximadamente 16000 GWh que el NES debería suministrar al SEIN, se han desvanecido conjuntamente con el GSP. La única opción para cubrir el crecimiento de la demanda, en los próximos 4 años, es la integración de sistemas renovables de generación eléctrica – gestionables y no gestionables – a través de la convocatoria de subastas RER con carácter de urgencia. La parálisis del sector eléctrico, debido a un afiebrado e irresponsable optimismo fósil, se puede superar por el contrastado dinamismo renovable, sustentado en una constante disminución de precios de generación y capacidad de adaptarse a las exigencias de operación y gestión del sistema eléctrico.
EL FUTURO DE PETROPERÚ: UN ANÁLISIS DESAPASIONADO
PetroPerú es la empresa estatal más importante del Perú con un volumen de ventas anual, en el año 2016, de más 11 mil millones de soles. Muchos analistas políticos y económicos vaticinan la quiebra económica de la petrolera nacional, en un futuro no muy lejano, por acometer la construcción de una nueva refinería de Talara y por el endeudamiento estatal que conlleva la ejecución de una obra de semejante envergadura. Los análisis periodísticos adolecen de una visión energética a largo plazo y esta circunstancia configura un planteamiento incompleto de las problemáticas, asociadas al sector petrolero peruano, y de las perspectivas futuras del PetroPerú, dentro de una estrategia nacional de despetrolización y desmetanización del sector energético. En este sentido, en el análisis del futuro de PetroPerú, es imprescindible introducir el ineludible componente energético que permita evaluar diferentes escenarios a largo plazo e incorpore los probables condicionantes nacionales e internacionales en su adecuada dimensión e importancia.
PROPUESTA CONCEPTUAL DE UN NUEVO GASODUCTO DEL SUR
El Gasoducto Sur Peruano, GSP, es un cadáver energético que el Estado peruano se dispone a resucitar a través de la Agencia de Promoción de la Inversión, Proinversión. Una actitud obsecuente y servil a los intereses económicos de algunas empresas del sector energético y de construcción de infraestructuras gasíferas. Incluso se ha conformado un Comité en Proyectos de Gas Natural que estará a cargo de la supervisión de los proyectos de transporte y distribución de gas natural, encargados a ProInversión. El Estado peruano, en lugar de aprovechar la oportunidad para replantear un proyecto energético, que permita suministrar energía a las grandes ciudades del sur y dinamizar su economía, pretende descaradamente construir un gasoducto para satisfacer la demanda del artificioso Nodo Energético del Sur. El Nodo Energético del Sur no tiene ningún interés práctico para el país sino dispone de un suministro garantizado de gas natural y cuya existencia sería muy difícil de sustentar sin la construcción del GSP. Las autoridades de la Región del Cusco disponen de la última oportunidad para hacer valer sus derechos y cumplir sus anhelos y esperanzas en relación a un recurso que es aprovechado en otras regiones del país. La primera acción de los habitantes del Cusco es rechazar el continuismo energético estatal y promover la concepción de un nuevo gasoducto, que no suministre gas al Nodo Energético del Sur sino a las grandes ciudades del sur. En este sentido, se presenta una propuesta conceptual de un nuevo Gasoducto del Sur que suministre gas, energía y modernidad a las grandes capitales del sur peruano: Cusco, Arequipa, Juliaca y Puno.
MORATORIA DIESEL DEL NODO ENERGÉTICO DEL SUR
El Nodo Energético del Sur y el Gasoducto Sur Peruano, GSP, son signos inequívocos de la deriva estratégica estatal en el sector energético. Ambos proyectos tienen un factor común: el riesgo de la inversión es trasladado a los usuarios finales, puesto que por una absurda ley se garantizan por contrato sus ingresos funcionen o no funcionen esas instalaciones. Asimismo, ambos proyectos no encajan, bajo ninguna circunstancia o escenario, dentro de una estrategia renovable de transformación del modelo energético peruano. Además, responden a caprichos electorales de una pareja presidencial mediocre, incompetente, corrupta y desconocedora de realidad energética del país. Gracias al descubrimiento del entramado corrupto de Odebrecht y sus prácticas delictivas, la construcción del GSP se paralizó y se abortó una de las más ingeniosos atracos de la historia energética del Perú y se eliminó una de las más descaradas estafas a los usuarios eléctricos. El aborto del GSP afecta directamente al funcionamiento del Nodo Energético del Sur, puesto que obliga a las centrales térmicas a quemar diesel para la producción de energía eléctrica, introduciendo un riesgo innecesario en el establecimiento de los precios de generación eléctrica. La solución más pragmática para anular la amenaza diesel del esperado incremento del precio de la electricidad es declarar una moratoria al Nodo Energético del Sur: una moratoria diesel. Existen experiencias internacionales de moratorias energéticas, una de las destacables es la moratoria nuclear en España a inicios de los años 80, con la llegada del PSOE y Felipe González al poder.
GSP : INGRESOS GARANTIZADOS Y CORRUPCIÓN POLÍTICA
La joven democracia peruana tiene el triste e infausto privilegio de contar con un insólito club de varios ex-presidentes encarcelados, en búsqueda y captura o con juicios pendientes por corrupción, malversación de fondos o delitos de lesa humanidad. El reciente encarcelamiento preventivo de la pareja presidencial, Ollanta Humala y Nadine Heredia, mientras se evalúa su participación en lavados de activos por recibir dinero para la financiación de la campaña electoral nacionalista por Odebrecht, profundiza la dimensión de corrupción que se despliega sobre el proyecto del GSP y plantea la necesidad de analizar la legitimidad de las decisiones adoptadas por gobiernos corruptos. A la inexistencia de un contrato concreto de suministro de gas natural y a la falta de un estudio económico-financiero, que no incluye estudios de demanda eléctrica final, la previsión de construcción de ramales secundarios para usos domésticos e industriales o para la creación de una industria petroquímica se añaden las sombras de una mafia política corrupta y corruptora, dueña de las riendas del Estado peruano durante 5 años, que impuso durante un lustro a diferentes Ministerios y Organismos del Estado sus desubicados e injustificados caprichos electorales.
EL CENIT DE PRODUCCIÓN DE CAMISEA
Los yacimientos de gas natural almacenan un recurso no renovable cuyo proceso de explotación corresponde a un patrón geológico muy conocido. En el Perú, se pretende convencer a la ciudadanía que los recursos nacionales de gas natural son infinitos. La descabellada idea plantea que simplemente hay que invertir miles de millones de dólares en gasoductos e infraestructura gasífera y, en consecuencia, el gas natural brotará del subsuelo peruano, en las cantidades esperadas. No consideran los seguidores de la teoría del gas infinito, mínimamente, la posibilidad de no encontrar los volúmenes de energía que sus premonitorios sueños fósiles revelan. Tampoco se realiza un análisis serio de la información que anualmente presentan los organismos nacionales responsables legalmente de recopilar la información asociada a la evolución de las reservas y producción de los recursos energéticos. Los datos existentes de los recursos gasíferos y producción nacional de gas natural indican sobre el grave riesgo de desabastecimiento en menos de dos décadas. Ante una probable situación de riesgo en el suministro de un recurso energético que representa el 65,5% de la energía primaria del país y el 73,6% del total de la energía comercial, en el año 2015, el país debería iniciar un proceso de transformación del modelo energético y sustitución del gas natural.
EL CHANTAJE DIESEL DEL NODO ENERGÉTICO DEL SUR
El 31 de marzo del 2017, en Lima, se realizó el Foro de debate “GSP y Nuestra Política Energética”. En el mencionado evento participaron representantes de empresas del sector del gas natural y del sector eléctrico como Engie Energia Perú, Gas Energy Latin America y COES-SINAC, así como ex Ministros y Vice-Ministros de Energía, con especial participación en la concepción del proyecto del GSP. Una curiosa coincidencia en el discurso de los participantes fue posicionar la idea del gravísimo impacto que tendría, en el coste de generación eléctrica y en la tarifa eléctrica, ya no la paralización de la construcción sino el simple retraso en la ejecución del GSP. Se pretende posicionar, en la opinión pública, el erróneo planteamiento que no existe ninguna otra solución técnica que permita evitar el funcionamiento de las centrales diesel del Nodo Energético del Sur, y por tanto, exigen que el Estado peruano asuma el injustificado gasto de 7 mil 348 millones de dólares en la construcción, operación y mantenimiento del GSP, cuyo principal objetivo es suministrar gas natural al Nodo Energético del Sur. El GSP suministrará gas de Camisea para su combustión en el Nodo Energético del Sur con una eficiencia del 50%. El gas natural no será industrializado, y por tanto, no se obtendrá un valor añadido en la industria petroquímica. Tampoco será masificado su uso en la grandes ciudades del sur peruano, Cusco y Arequipa, simplemente será quemado en unas supuestamente «eficientes» centrales térmicas con 50% de eficiencia. Un negocio privado subvencionado a través de la tarifa eléctrica por el Estado peruano. Simplemente, descaradamente ingenioso y sin un horizonte de beneficios reales para el usuario eléctrico.
ESCENARIOS ENERGÉTICOS POST-CAMISEA
En el año 2004, la llegada del gas de Camisea a la costa peruana significó el inicio del proceso de metanización del sistema energético peruano. La falta de visión y perspectiva estratégica del Estado peruano, y por tanto, su incapacidad de analizar y evaluar con seriedad las tendencias internacionales en el sector energético y las posibles futuras amenazas a la estabilidad energética y económica del país, le impide disponer de una estructura estatal de planificación y prospectiva energética a largo plazo para la generación de posibles escenarios energéticos futuros. La debilidad e incapacidad institucional del Estado, unido a su secular pusilanimidad y timidez en los procesos de negociación de las condiciones para la inversión extranjera, profundiza la desconfianza social en que el Estado sea capaz de generar e implementar los mecanismos, emprendimientos y políticas necesarias para transformar la realidad energética peruana, en un horizonte no muy lejano.
En cualquier Estado serio y moderno, la vergonzosa perdida de la capacidad de direccionar sus recursos naturales para garantizar el desarrollo integral y sostenible de sus conciudadanos, se consideraría como una gran tragedia. Sin embargo, en el Perú, se realiza una lectura adocenada de la perdida de soberanía de los recursos naturales, y se traslada a la opinión pública un sentimiento de imposibilidad de renegociación de los contratos, bajo el absurdo legal que los contratos son eternos, intocables e inmodificables. Sin pretender que los escenarios post-Camisea planteados sean definitivos, se presentan dos escenarios globales: un escenario de tendencia renovable, que garantice la transformación del actual sistema energético peruano; y un escenario de tendencia fósil, basado en la supuesta existencia de gas de Camisea por innumerables décadas.
GSP: SOBERANÍA NACIONAL y SOSTENIBILIDAD ENERGÉTICA
Los análisis periodísticos sobre el Gasoducto Sur Peruano, GSP, se centran, fundamentalmente, en posicionar dos ideas: exacerbar los sentimientos ciudadanos negativos ante la corrupción de distintos gobiernos del Estado peruano y disuadir a la opinión pública sobre la necesidad de continuar la construcción del GSP hasta el Nodo Energético del sur. Desde otra perspectiva, los dos grandes problemas a abordar en relación al gas natural de Camisea son: la imperiosa necesidad de recuperar la soberanía nacional sobre los recursos gasíferos y la inviabilidad del GSP dentro de una estrategia energética sostenible. La paralización de la construcción del gasoducto, por causas ajenas al Estado peruano, exige analizar con seriedad la viabilidad técnica y rentabilidad económica del gasoducto, en un entorno de reducción de los precios de la generación eléctrica renovable, en las subastas renovables nacionales, y de la falta de descubrimientos de nuevas reservas de gas natural.