ESTRATEGIA PETROLERA: LA TEORÍA DE LAS DOS VELOCIDADES

En el Perú, en la última década se constata una preocupante divergencia entre la demanda y producción de petróleo. Mientras la demanda interna de derivados de petróleo se incrementa aceleradamente, la producción nacional de petróleo se reduce inexorablemente. A pesar del inicio de la producción de crudo pesado en algunos yacimientos de la selva peruana, es prácticamente imposible que en las siguientes décadas en el Perú se produzca suficiente petróleo nacional para satisfacer el constante e imparable incremento de la demanda de derivados. Sin considerar que el país no tiene capacidad de refinamiento del crudo pesado procedente de la selva peruana. La situación de elevada dependencia de un recurso energético escaso en el país exige abordar la problemática del abastecimiento imprimiendo dos velocidades distintas de actuación dentro de una estrategia petrolera nacional a largo plazo.

Velocidad máxima en la reducción del consumo de derivados de petróleo

En diciembre del 2013, el Ministerio de Energía y Minas publicó el documento “Balance Nacional de Energía 2011”. Según el mencionado documento el 94% del petróleo se consume en el sector transporte. En la figura 1, se muestra que en los últimos años el transporte en el Perú sufre un proceso de transición de la gasolina al diésel. Asimismo, se observa que desde año 2005 el gas natural y el GLP participan activamente en el suministro de demanda de combustibles líquidos. Desde el año 2009, el gasohol se ha incorporado al mercado de combustibles líquidos. En conjunto, en el año 2011, el gas natural, el GLP y el gasohol superó el consumo total de gasolina en el país.

Figura 1: Evolución del consumo de energía en el sector transporte desde el año 1985 al año 2011, MEM.

La única solución viable para reducir la dependencia del petróleo en el sector transporte es iniciar un proceso acelerado de electrificación del transporte de mercancías y de personas, conjuntamente con un política de desmotivación del uso del transporte privado (incremento del precio de aparcamiento en las calles, cierre de acceso a centros históricos, playas de estacionamiento disuasivos en las afueras de la ciudad, aumento de los impuestos por emisiones y por ocupar espacio de las calles) e incentivo al uso de sistemas sostenibles de transporte.

En Lima, la construcción de la segunda línea de metro exige un debate técnico público muy serio. Según las últimas noticias, el coste de construcción del mencionado sistema de transporte eléctrico exigirá unos 6600 millones de dólares de inversión. Esa misma inversión permitiría construir al menos 300 kilómetros de modernos tranvías a lo largo y ancho de la ciudad de Lima, lo que permitiría en unos años disponer de un sistema de transporte masivo moderno, organizado, electrificado y respetuoso con los usuarios. Según las autoridades de Proinversión, la construcción de la línea requeriría de 51 meses. Casi 5 años de espera, que con los retrasos habituales en estudios previos e imprevistos varios no es difícil predecir que el metro se inauguraría para la celebración del bicentenario. Además, es importante indicar que con esa misma inversión se podrían construir al menos 2000 kilómetros de vías férreas, que permitirían el transporte de mercancías entre costa, sierra y selva sin depender de las fluctuaciones internacionales del precio del petróleo. Sin duda, tan desmesurada inversión para unos cuantos kilómetros entre Ate y el Callao no se justifica y se debería evaluar seriamente otras propuestas de transporte, más viables, más económicas y con menor tiempo de construcción.

Velocidad mínima en la exploración y explotación del petróleo

En relación a la producción de petróleo, el inicio de la producción en el Lote 67 de Perenco en diciembre del 2013 ha permitido después de más 30 de años revertir la tendencia de reducción en la producción de petróleo. La producción diaria de petróleo en el Perú se ha incrementado de 62 mil 900 barriles a 64 mil 200 barriles, un indescriptible logro de la industria petrolera nacional. El fracaso del proceso de privatización, los escasos descubrimientos petroleros y el elevado coste económico, energético y medioambiental de la búsqueda de nuevos yacimientos exige replantear el proceso de exploración y explotación de petróleo en el Perú, particularmente en la Amazonia peruana.

Un acelerado desacoplamiento de la dependencia del petróleo en el transporte permitirá analizar de una forma más desapasionada el proceso de exploración petrolífera. Sin duda que es necesario evaluar los recursos en hidrocarburos existentes en el país pero no menos importante es valorar el coste del impacto medioambiental de las futuras exploraciones y evaluar si es más rentable a largo plazo cuidar y proteger la biodiversidad de amplios territorios de la selva peruana que extraer un petróleo de mala calidad y en volúmenes insignificantes a nivel internacional.

Los pueblos selváticos, dueños de los territorios en los que se realizará la exploración y explotación, serán los más afectados por la extracción de hidrocarburos y, por tanto, los más preocupados porque la explotación se realice con criterios medioambientales y respetuosos de su entorno natural. En otras palabras, el Perú no es una potencia petrolera, es un hecho que hay que reconocer y actuar en consecuencia con esa realidad. Quizás sea más rentable en el futuro disponer de una inmensa despensa de biodiversidad que agujerear indiscriminadamente todo nuestra amazonia en busca de un recurso del cual es más rentable desacoplarse aceleradamente.

El respeto medioambiental deberá transformarse en una política de Estado y tendrá como principal objetivo promover y garantizar la conservación de la biodiversidad del territorio nacional. Por tanto, primará el respeto medioambiental sobre cualquier propuesta de exploración y explotación petrolera. La exploración se deberá realizar siempre que se minimice el impacto medioambiental y social.

El Estado Peruano deberá proceder a la elaboración de un nuevo mapa de exploración y explotación petrolera considerando el impacto sobre la biodiversidad como principal criterio de evaluación de los territorios explotables. Aquellos territorios con una gran biodiversidad que presenten riesgos de graves impactos medioambientales en el proceso de exploración y explotación petrolera deberán ser excluidos de los mapas.

Conclusiones

La triste realidad del petróleo en el Perú exige un cambio radical de la estrategia nacional petrolera. Se propone una estrategia de dos velocidades. Acelerar el proceso de electrificación del transporte en el Perú con el objetivo de despetrolizar el movimiento de mercancías y personas. Ralentizar la exploración de extensos territorios de la selva, priorizando la inmensa riqueza de la biodiversidad. Con toda seguridad, las generaciones futuras sabrán aprovechar con más eficiencia y con menos destrucción medioambiental las riquezas que esconde la Amazonia peruana.

Ambato, a 28 de Febrero del año 2014