En noviembre del año 1970, los Estados Unidos alcanzaron su mayor nivel de producción de crudo ligero. Algunos años atrás, en el año 1956, el geólogo Martin King Hubbert de la Shell Company predijo, con bastante exactitud, el año del pico de producción americano. En los últimos años, los avances tecnológicos de la industria petrolera americana en la exploración y explotación de combustibles no convencionales han generado un excesivo optimismo en el sector petrolero norteamericano. Incluso, los organismos oficiales, contagiados de este “new oil rush”, estiman en sus proyecciones que, en el año 2020, la producción de combustibles líquidos convencionales y no convencionales alcanzarían un nuevo pico de producción, superando el primer pico de 1970. Una situación que se podría interpretar como una sospechosa e inesperada anomalía de la teoría de Hubbert.
USA, un siglo de importaciones
Estados Unidos ha sido desde inicios del siglo XX un gran productor e importador de petróleo. Antes de 1920 los Estados Unidos ya presentaban un déficit importador para atender la demanda local de petróleo, situación que se acentuó a lo largo del siglo XX como resultado del imparable crecimiento económico del país. Según la U. S. Energy Information Administration, en el año 1920 la importación de crudo superaba los 200 mil barriles diarios.
En la figura 1, se observa la evolución de la producción e importación de crudo convencional entre 1920 y 2010, casi un siglo de adicción petrolera. Se observa un impresionante crecimiento de las importaciones de crudo convencional después del pico de producción de noviembre de 1970. Así desde enero de 1971 hasta junio-julio de 1977, las importaciones de crudo convencional pasaron de 1 millón 122 mil barriles diarios a algo más 7 millones de barriles diarios.
En caso de incluir las importaciones de productos derivados de petróleo, los Estados Unidos importaron 9 millones 997 mil barriles diarios de crudo convencional y derivados de petróleo. A partir de 1977, las importaciones totales de crudo y derivados se reducen significativamente gracias a la entrada en producción de los campos de petróleo en Alaska. Así, en marzo de 1983, las importaciones totales en Estados Unidos suman 3 millones 690 mil barriles diarios, figura 2.
Desde el año 1985, las importaciones de petróleo inician una segunda etapa de crecimiento exponencial. Las importaciones de petróleo convencional y derivados de petróleo pasan de algo más de casi 4 millones en febrero de 1985 a 14 millones 697 mil barriles diarios en agosto de 2006, un aumento en el consumo crudo convencional y derivados de más de 10 millones 500 mil barriles diarios en algo más de diez años de incesante crecimiento económico a escala global, figura 2. Sin embargo, la más terrible recesión de la economía americana, después de la gran depresión del año 1929, se inició a mediados del año 2006. Entre agosto de 2006 y diciembre de 2009, la gran depresión americana del siglo XXI causó una reducción de más de 4 millones de barriles diarios en importaciones de crudo convencional y derivados con respecto al pico de importaciones del 2006, figura 2.
La irrupción de la tecnología del fracking, en la segunda década del siglo XXI, ha enmascarado la reducción de importaciones debido a la recesión económica en los Estados Unidos. Entre abril del 2010 y octubre del 2014, las importaciones de crudo convencional y derivados se ha reducido de 12 millones 526 mil barriles a 8 millones 905 mil barriles diarios. Es importante destacar que, entre octubre del 2014 y enero del 2015, las importaciones totales en Estados Unidos se han incrementado en 500 mil barriles diarios. Esta situación se puede explicar por una combinación de dos factores: la reducción de la producción de petróleo no convencional y la leve recuperación de la economía estadounidense que experimentó un crecimiento del PIB del 2,2% en el año 2014 en relación al año 2014.
1970: el primer pico de combustibles líquidos
Hubbert predijo en 1956 que Estados Unidos alcanzaría su máxima producción de petróleo crudo ligero en el año 1970. Entre 1900 y 1970, Estados Unidos incrementó su producción petrolera desde alrededor cien mil de barriles hasta 10 millones 44 mil barriles diarios en noviembre de 1970, correspondiente a su particular pico histórico de extracción de crudo convencional. En la figura 3, se presenta el pico de producción correspondiente al año 1970 en valores promedios anuales.
No obstante, si se incluye la producción de otros combustibles líquidos, según las estadísticas de la British Petroleum Company, en 1970, en Estados Unidos se alcanzó en promedio una producción total de 11 millones 297 mil barriles diarios de combustibles líquidos convencionales y no convencionales. Es decir, en Estados Unidos se obtuvo casi un promedio de un millón y 300 mil de barriles diarios de petróleo no convencional, fundamentalmente Líquidos de Gas Natural, LGN, adicionales al crudo ligero, figura 4.
Una vez sobrepasado el primer pico del año 1970, la producción de crudo ligero se redujo hasta algo más de 8 millones de barriles diarios de crudo convencional en 1977, casi dos millones de barriles diarios de reducción en 7 años, figura 3. Los datos estadísticos del British Petroleum de junio del año 2013 indican que, en el año 1977 la producción adicional de combustibles líquidos no convencionales fue de 1 millón 863 mil barriles. Estados Unidos tuvo una producción total de 9 millones 863 mil barriles diarios de combustibles líquidos convencionales y no convencionales, figura 3.
1986: el pico de la producción en Alaska
El descubrimiento en los años 60s y la entrada en producción de importantes yacimientos de petróleo en Alaska a inicios de los años 70s permitió una ligera recuperación de la producción hasta alcanzar un pico de 9 millones 173 mil barriles diarios de crudo ligero en febrero de 1986, figura 4.
En 1985, la producción en Estados Unidos alcanzó 10 millones 580 mil si se incluyen todos los combustibles líquidos según los datos estadísticos de British Petroleum Company, figura 5. Casi un millón y medio de barriles diarios de petróleo no convencional adicionales correspondientes a Líquidos de Gas Natural (LGN) y ganancias en los procesos de refino, figura 5. No obstante, y a pesar de los grandes esfuerzos de la industria del petróleo en Alaska y de las mejoras en las refinerías, nunca se alcanzó los niveles de producción del primer pico del año 1970.
Después del pico de producción de los campos de Alaska, la producción de petróleo en Estados Unidos se redujo estrepitosamente. En septiembre del año 2008, la producción de petróleo en Estados Unidos alcanzó un mínimo histórico de 3 millones 980 mil barriles diarios de crudo convencional, según datos de la EIA. En promedio, en el año 2008, la producción diaria fue de 5 millones de barriles diario. Unos 6 millones 783 mil barriles diarios si se incluye los restantes combustibles líquidos no convencionales, según datos de la compañía petrolera BP. El año 2008 destaca por representar el periodo de mínima de producción de crudo convencional y combustibles líquidos posterior a la crisis petrolera del año 1973.
El incremento de la producción de petróleo en aguas ultra profundas del golfo de México, así como la producción de petróleos no convencionales a partir de rocas compactas y esquistos bituminosos ha supuesto un repunte en la producción americana de combustibles líquidos (crudo ligero y petróleos no convencionales) a finales de la primera década e durante la segunda década del siglo XXI. Así, desde el año 2008 hasta el año 2012, la producción total de combustibles líquidos se incrementó en 2 millones 200 mil barriles diarios, sin incluir a los denominados combustibles líquidos sintéticos (biocombustibles y derivados del carbón y del gas natural).
A finales del año 2012, la producción total de combustibles líquidos en Estados Unidos alcanzó los 8 millones 905 mil barriles diarios, según el informe estadístico de BP. Si, además, en la producción de finales del año 2012, se incluyesen en los denominados combustibles líquidos sintéticos – biocombustibles y derivados del carbón (Coal to Liquid, CTL) y del gas natural (Gas to Liquid, GTL) -, la producción total de combustibles líquidos en Estados Unidos alcanzó los 11 millones de barriles a mediados del año 2013, figura 6.
Es tal el optimismo generado por el repunte de la producción de petróleo convencional de aguas profundas y no convencional de tigh y shale oil en los Estados Unidos, que el 4 de Octubre del año 2013, la U.S Energy Information Administration, EIA, publicó una curiosa nota de prensa sobre la expectativa de producción de combustibles líquidos en Estados Unidos. La EIA prevé la posibilidad que a finales del año 2013 Estados Unidos se convierta en el primer productor mundial de hidrocarburos (gas natural y combustibles líquidos, combustibles líquidos convencionales y no convencionales), figura 7, por encima de Arabia Saudí y Rusia. En la figura 7, se observa que a finales del año 2013, los Estados Unidos producirían más combustibles líquidos que Rusia, por encima de los 12 millones de barriles diarios.
En abril del 2015, la U. S. Energy Information Administration, EIA, publicó el informe «Short-Term Energy Outlook», en el que se observa que el imparable crecimiento de la producción de combustibles líquidos, 3 millones de barriles entre inicios de 2013 y finales de 2014, se ha estancado en un valor algo superior a los 13 millones de barriles diarios, figura 8. Los bajos precios de petróleo ha paralizado a la industria del petróleo no convencional procedente de rocas compactas y esquistos bituminosos. Aunque las predicciones de recuperación de la producción de petróleo no convencional son excesivamente optimistas, sólo se espera un incremento de la producción de unos 200 mil barriles a finales de 2016, una cifra despreciable si se compara con el crecimiento observado entre los años 2013 y 2014, figura 8.
La EIA informó que, en enero de 2015, la producción de petróleo en Estados Unidos, sin considerar los líquidos de gas natural, biodiesel y líquidos sintéticos, alcanzó los 9 millones 185 mil barriles diarios. En octubre de 2014, en Estados Unidos, la producción de tight oil supero los 3 millones 900 mil barriles diarios, figura 9. A finales de 2014, Estados Unidos produce 3,4 millones de barriles de líquidos de gas natural convencionales y no convencionales, biodiesel y líquidos sintéticos que no pueden remplazar la versatilidad del petróleo convencional y presentan una menor energía neta, figura 9. Estados Unidos produce más volumen de barriles de petróleo pero invierte mucha más energía, por tanto, la energía realmente disponible es mucho menor que en los años 70s.
Un muy probable ligero aumento de la demanda mundial de petróleo en los dos últimos trimestres del año 2015, unido a la reducción de producción no convencional americano, podría provocar un incremento de los precios del petróleo hasta 100 dólares o más y una leve recuperación de la moribunda industria del fracking en los Estados Unidos. No obstante, herida de muerte, el petroleo no convencional americano empieza a mostrar signos inequívocos de lenta e irreversible desaparición. El «American Tight-Shale Dream», al parecer, llegó a su fin y sólo queda esperar una dura competencia, léase confrontación global y conflictos regionales, por los cada vez menos energéticos y más reducidos volúmenes de petróleo convencional y no convencional.
2020: el inexorable y esperado pico del tight oil
La gran esperanza del futuro energético americano es el petróleo no convencional extraído de rocas compactas, tight oil, y de esquistos bituminosos, shale oil. La producción a finales del 2014 casi alcanzó los 4 millones de barriles diarios, figura 10.
La producción americana de tight oil se concentra en los yacimientos de Eagle Ford y Bakken y éstos apenas superan el millón de barriles diarios. Asimismo, la producción de ambos yacimientos presenta un nivel máximo pocos años después de iniciar la explotación, lo que exige la realización de más perforaciones para mantener una producción constante. Es habitual que los yacimientos de rocas compactas alcancen rápidamente el pico de producción.
En Montana, la producción de shale oil alcanzó su nivel máximo 6 años después del inicio de la explotación. Sin hablar del consumo energético necesario para la producción de ese tipo de petróleo no convencional y del gran impacto medioambiental. Una forma de producción de combustibles líquidos insostenible y excesivamente agresiva con el medio ambiente.
Las predicciones de la Energy Information Administration, EIA, indican que la máxima producción de tight oil y shale oil no superará los 6 millones de barriles diarios en el año 2020, figura 11. Se observa, además, que el pico de producción se iniciaría en el año 2016 y conformaría una larga meseta hasta el año 2021-2022, momento en el que produciría el irreversible de producción de petróleo no convencional procedente de rocas compactas y esquistos bituminosos.
Por otro lado, según predicciones de la Agencia Internacional de la Energía, AIE, la producción de combustibles líquidos convencionales y no convencionales en Estados Unidos alcanzará en el año 2020 un nuevo pico de producción con algo más de 10 millones de barriles diarios. En el año 2020, la producción de combustibles no convencionales podría superar los 6 millones de barriles diarios (líquidos de gas natural, ganancias en las refinerías, petróleo de rocas compactas y esquistos bituminosos), figura 12.
Si se incluye, además, la producción de combustibles líquidos sintéticos (biocombustibles, CTL y GTL), la producción de combustibles líquidos no convencionales superarían los 7 millones de barriles diarios. Así, Estados Unidos alcanzaría un nuevo pico de producción de alrededor de los 13 millones de barriles diarios en el año 2020. Las predicciones actuales de producción petrolera corroboran la teoría de Hubbert, la inexorable llegada del tan temido y cuestionado pico de producción de petróleo.
2005: el pico de consumo
El pico de consumo de petróleo convencional y no convencional alcanzó en Estados Unidos los 20 millones 800 mil barriles al día en el año 2005. La crisis económica de la primera potencia mundial refleja una constante reducción del consumo en los años subsiguientes. En 2012, el consumo se redujo hasta los 18 millones 555 mil barriles diarios, lo que representa un déficit de importaciones de más de 9 millones de barriles diarios, figura 13. Si la reducción del consumo se mantiene en los próximos años, se podrá afirmar con gran certeza que el pico de consumo americano llegó el año 2005. Si la teoría de Hubbert se cumple en el futuro cercano, se podrá constatar que nunca más los Estados Unidos podrán superar el consumo del año 2005. La larga recesión económica de los Estados Unidos y su reducción de consumo de derivados del petróleo es un signo inequívoco de la estrecha relación entre generación de riqueza y consumo energético.
Conclusiones
La evolución de la producción de combustibles líquidos en los Estados Unidos, en los últimos 100 años, es una demostración indiscutible de la validez de la teoría de M. King Hubbert. En 1970, la producción de crudo ligero y los líquidos de gas natural asociados a la explotación de los campos petrolíferos alcanzó el primer pico registrado en Estados Unidos. Después de algunos años de imparable reducción, la producción de los campos petrolíferos de Alaska permitió alcanzar un nuevo pico de producción en 1985, muy cercano al primer pico. La explotación de los yacimientos de aguas profundas en el golfo de México y el perfeccionamiento de las técnicas de obtención de combustibles líquidos a partir de rocas compactas y esquistos bituminosos, así como la producción de combustibles líquidos sintéticos ha permitido una recuperación de la producción de combustibles líquidos convencionales, no convencionales y sintéticos nunca antes imaginado. No obstante, las predicciones de las agencias de energía americanas prevén la aparición de nuevo e inexorable pico de producción para el año 2020 e incluso antes según la información de la producción de petróleo no convencional en los Estados Unidos del primer trimestre del año 2015.
La economía del país más industrializado del planeta deberá afrontar el mayor desafío energético en su breve historia como potencia económica mundial: mantener el crecimiento económico con un petróleo convencional y no convencional más difícil de explorar y explotar, más caro de extraer y refinar y más contaminante y agresivo con el medio ambiente. La energía barata del petróleo fue el motor del desarrollo industrial de los Estados Unidos en el siglo XX. En el siglo XXI, la indisponibilidad de un sustituto efectivo del petróleo afectará a la competitividad de la maltrecha economía americana y a la capacidad de transitar hacia la senda del crecimiento económico perpetuo con las graves implicaciones para las restantes economías del planeta, dependientes del consumo de recursos, bienes y servicios de los Estados Unidos.
Sin duda, la experiencia americana es el mejor ejemplo y referente histórico para iniciar cuanto antes un proceso de despetrolización de las actividades económicas del petróleo en cualquier país del mundo, incluyendo a la emergente y desestructurada economía del Perú.
Madrid, a 25 de abril del año 2015