EL FRACASO DE LA POLÍTICA DE PRIVATIZACIÓN PETROLERA

                                                                                                                       

En las últimas semanas, en el Perú, se han abierto varios frentes en el sector petrolero. Se detectan luces y sombras en la política gubernamental debido a las inconsistencias estratégicas de los altos niveles de decisión. Por un lado, se aprueba el Reglamento de Fortalecimiento de PetroPerú y, al mismo tiempo, se entrega el lote 64 para la explotación de petróleo por la empresa estatal. Por otro lado, se percibe la intención desde PerúPetro de ampliar los contratos de concesión a aquellas empresas que no han incrementado las reservas existentes, sino todo lo contrario.

Los impresentables resultados del proceso privatizador petrolero

La privatización de la explotación de los antiguos lotes de PetroPerú ha conducido a la reducción de la producción de crudo en el Perú, afectando la seguridad energética del país. La lógica de rentabilidad de las empresas privadas no responde a la política estratégica nacional a largo plazo.

En el año 1993 se promulgó la Ley de Hidrocarburos, Ley 26221, que regula las actividades del sector hidrocarburos. Algunos años después, en el año 1997, PetroPerú era reducido a su mínima expresión. La ley 26221 inició el controvertido proceso privatizador de PetroPerú y la pérdida de sus principales activos. En la tabla 1, se observa la evolución del proceso privatizador de la empresa estatal al año 1997. Sobra decir, que el traspaso de todos los lotes en explotación a empresas privadas significaba también el traslado a esas empresas de la responsabilidad de la producción y su correspondiente impacto en la seguridad energética del país. Así, PetroPerú era reducido a la función de simple empresa de refino y trasporte del petróleo producido en la selva.

Tabla 1: Resultados del proceso de privatización de PetroPerú al año 1997.

En la figura 1, se presenta el resultado de la privatización y la reducción de PetroPerú a su mínima expresión. La privatización exime a PetroPerú de la responsabilidad por la actual elevada dependencia exterior y el correspondiente gasto en importaciones, así como el incremento de la inseguridad energética, causada por el proceso privatizador y la falta de inversiones para incrementar las reservas nacionales de crudo.

Figura 1: Mapa de resultados del proceso de privatización de PetroPerú al año 1997.

En la figura 2, se muestra la evolución de la producción de petróleo en el Perú en los últimos diez años, mientras que en la figura 3, se observa la evolución de la producción de petroleo en los últimos 40 años.

Figura 2: Evolución de la producción de petróleo en el Perú entre marzo del 2003 y 2013. Fuente: PerúPetro.

Figura 3: Evolución de la producción de petróleo en el Perú entre marzo del 1971 y 2012. Infografia La Republica.

El pico nacional de la producción de crudo se produjo a finales del gobierno militar del General Francisco Morales Bermúdez con casi 200 mil barriles diarios. En 1996, en plena fiesta privatizadora, la producción de crudo en el Perú superó los 120 mil barriles diarios. En marzo del 2013, la producción apenas superó los 62 mil barriles al día. Bajo la explotación de las empresas privadas extractoras se ha reducido a la mitad la producción nacional de un recurso especialmente estratégico, en el actual modelo económico del país. Estos resultados representan un indefendible fracaso del proceso privatizador de las últimas décadas. 

Nadie puede defender con algo de seriedad, que la función trasladada a las empresas privadas de incrementar las reservas probadas haya sido realizada. La manifiesta intención de ampliación de los contratos de explotación es una inmerecida recompensa por haber eludido una de las principales funciones de las empresas  petroleras privadas, invertir la exploración e incremento de las reservas probadas. Lo coherente es declarar públicamente y abiertamente el fracaso del proceso privatizador de la década de los 90. Casi 20 años después del inicio de la política de privatización, la producción de crudo nacional se reduce año a año de forma inexorable. Las estadísticas hablan por sí mismas y certifican el error estratégico de la clase política de desmembrar a PetroPerú.

Las incontestables estadísticas del fracaso privatizador 

En la figura 4, se muestran los pozos exploratorios y pozos de explotación o en desarrollo efectuados en el periodo entre 2001 y 2011 por las empresas petroleras privadas en el Perú. En los lotes del noroeste se realizaron 1018 pozos de explotación y 21 de exploración. En los lotes correspondientes al zócalo marino se efectuaron 78 pozos de desarrollo y 28 pozos de exploración. En la selva se realizaron 100 pozos de desarrollo y 38 pozos de explotación.

Figura 4: Pozos de explotación y exploración efectuados en el periodo 2001 y 2011. Jhon Falla.

Entre 2001 y 2011, se han efectuado 1196 pozos de explotación y tan sólo 87 pozos de exploración. En los 10 años del periodo analizado, de media anual, se han efectuado 2,1 pozos exploratorios en los lotes del noroeste, 2,8 pozos en el zócalo y 3,8 pozos en la selva. 8,7 pozos exploratorios de media anual en el Perú en 10 años. Casi 14 pozos de explotación por cada pozo de exploración. Lejos de los 60 pozos exploratorios al año que pretende exigir PerúPetro con la ampliación de los contratos a las mismas empresas privadas. Casi dos décadas de concesiones demuestran irrefutablemente que las empresas privadas no tienen excesivo interés en explorar y encontrar nuevas reservas.

No es difícil deducir, que existe una clara vocación de las empresas privadas en explotar al máximo el petróleo existente y no en explorar e incrementar las reservas probadas de los pozos, cedidos temporalmente por el Estado Peruano. La empresa privada explotadora de los lotes nacionales no ha cumplido con la búsqueda de nuevas reservas y ha inducido a que en el Perú exista un serio desequilibrio entre la producción y la demanda de crudo, afectando la seguridad energética del país.

La previsible ampliación de los contratos de concesiones de lotes petroleros a las empresas privadas por 10 años más, quizás disponga de un sustento legal, pero es un acto que no tiene legítimidad ni resiste el menor análisis económico. Las empresas privadas no han realizado inversiones de riesgo en pozos exploratorios en casi dos décadas no se entiende porque ahora deben invertir en los próximos 10 años y lo más importante, sin ninguna responsabilidad ulterior.

En la tabla 2, se observa que las empresas petroleras con contratos próximos a extinguirse apenas han realizado 3 pozos exploratorios en el periodo 2001-2011. Por el contrario, el número de pozos de explotación es de 184. Más de 60 pozos de explotación por cada pozo de exploración, no puede haber más clara evidencia de la vocación explotadora de las empresas petroleras. La figura 5, presenta de forma más gráfica y comprensible la escandalosa situación que se observa en la explotación de los lotes petroleros, cedidos a las empresas privadas por el Estado peruano.

Tabla 2: Pozos de exploración realizados en los lotes próximos a finalizar los contratos de concesión entre 2001 y 2011. Jhon Falla.

Figura 5: Pozos de explotación y exploración efectuados en el periodo 2001 y 2011 por empresas con contratos a expirar. Jhon Falla.

La indebida e injustificable prorroga de los contratos de concesión

En apartados anteriores, se ha demostrado el fracaso de la política de privatización en el sector petrolero. Las empresas concesionarias, a las que el Estado peruano ha cedido temporalmente la explotación del petróleo de determinados lotes, se han dedicado a explotar el petróleo existente más no en realizar pozos de exploración en búsqueda de  nuevas reservas.

El flagrante fracaso de experiencia privatizadora conlleva un grave e irresponsable incremento de la dependencia externa del petróleo y un serio impacto en la seguridad energética del país, así como la transferencia de dinero público para cubrir el déficit comercial de derivados de petróleo a través de Fondo de Estabilización de Precios de Combustible.

En este entorno, la ampliación de los contratos de las concesiones a empresas que claramente se han dedicado a explotar pero no a explorar no presenta sustento técnico ni económico alguno. Además, contradice el tan auspiciado fortalecimiento de PetroPerú desde las altas esferas del gobierno peruano.

Los lotes petroleros con contratos extinguirse deberán pasar automáticamente a propiedad de PetroPerú. La forma idónea de explotar y explorar esos lotes es la modalidad de contratos por prestación de servicios a través de licitaciones. PetroPerú deberá pagar a las empresas encargadas de la explotación un precio por extracción del barril más un margen de ganancia razonable. El pago por cada barril de petróleo dependerá de las inversiones realizadas, de las reservas existentes en cada lote y otros aspectos técnicos. De esta forma, el riesgo de las inversiones de explotación recae en los inversores privados. El petróleo extraído es de propiedad de la empresa estatal que deberá bien refinar el petróleo o vender la producción de crudo en mercados internacionales.

La entrega automática de los lotes petroleros con contratos a extinguir a PetroPerú y la explotación de los lotes con contratos por prestación de servicios incrementará sustancialmente la renta petrolera. Una política soberana, coherente e inteligente permitirá a la empresa estatal abordar los importantes proyectos que exige un proceso de transformación del modelo energético y desacoplamiento del petróleo de la economía nacional.

Madrid, a 4 de Mayo del año 2013