ANÁLISIS CRÍTICO DE LAS INVERSIONES EN EL SECTOR PETRÓLEO

En los dos últimos años, se ha desarrollado, por parte del MINEM, Perúpetro y la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, SNMEP, una coordinada campaña de promoción de la reducción de las regalías y ampliación de los contratos hasta el agotamiento de las reservas de los lotes petroleros. Se olvida, fácilmente, que la reducción de la producción nacional es resultado del fracaso de la privatización del sector petrolero, por su vocación expoliadora y no exploratoria de los lotes marginales existentes y nulo interés en búsqueda de nuevas reservas. Además, el natural comportamiento geológico de los yacimientos petroleros peruanos que se agotan paulatinamente, descrito magistralmente el siglo pasado por el geólogo americano Martin King Hubbert, condiciona el ritmo de producción nacional a unos límites físicos perfectamente definidos. Otra de las explicaciones de los defensores de la reducción de regalías es que el país está sub-explorado, y por tanto, es necesario explorar hasta el último metro cuadrado de la selva y del mar peruano en búsqueda del oro negro. Eso sí ni una sola palabra del impacto socio-ambiental en las comunidades amazónicas durante decenas de años de explotación, además, de la miseria y pobreza que asola a esas poblaciones. La incestuosa relación entre organismos públicos y asociaciones privadas, cohesionadas en defensa de los intereses de grupos económicos privados y presión mediática ha finalizado con el dictamen favorable de la Comisión de Energía del Proyecto de Ley 2145/2017. Los interesados defensores de las inversiones privadas creen religiosamente que la producción de crudo nacional se incrementará mágicamente gracias a la aprobación de la nueva ley. Sin embargo, las inversiones siguen un patrón asociado a la evolución del precio internacional del crudo, y por tanto, un mero interés comercial de maximización de ganancias y nulo interés por el desarrollo local o en garantizar la supuesta seguridad energética del país.

Evolución de las Inversiones en Hidrocarburos

La inversión en exploración y explotación de hidrocarburos está estrechamente relacionada con la variación de los precios internacionales. En las figuras 1 y 2 se presenta la evolución de la inversión en exploración y explotación de hidrocarburos, respectivamente, en millones de dólares y la relación directa existente con la variación de los precios de crudo, empleando como referencia el precio de referencia West Texas International, WTI.

Figura 1: Evolución de las inversiones en actividades de exploración entre 1994 y 2015 por zonas petroleras, Perúpetro.

Figura 2: Evolución de las inversiones en actividades de explotación entre 1994 y 2015 por zonas petroleras, Perúpetro.

Asimismo, se observa un importante aumento de las inversiones en las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos en los periodos de elevados precios internacionales entre 2001 y 2013, exceptuando el año 2009, que registró un hundimiento temporal de los precios internacionales del crudo; y entre mediados de 2014 y finales del año 2016, figura 3. Es importante indicar que, a pesar del significativo incremento de las inversiones realizadas en la selva norte y en el noroeste y zócalo continental del país, la producción de crudo nacional ha continuado su tendencia de imparable reducción. Así, según información de Perúpetro, entre finales de los años 2000 y 2013, la producción promedio diaria se redujo desde unos 100 mil barriles a casi 63 mil barriles, figura 4, en una etapa de expansión de precios.

Figura 3: Evolución de las inversiones en explotación y exploración entre 1995 y 2016 por zonas petroleras, Perúpetro.

Es necesario destacar que un importante porcentaje del volumen total de inversiones del sector hidrocarburos se dedica a la exploración y explotación de gas natural en los lotes pertenecientes al yacimiento de Camisea. Así, las inversiones en la selva sur del Perú se incrementaron desde algo más de 52 millones de dólares, en el año 2004, hasta más de 1300 millones de dólares, en el año 2013, figura 3. En el año 2014, las inversiones en exploración y explotación de gas natural superaron los mil millones de dólares y representaron casi el 66% del total de las inversiones realizadas en el sector de hidrocarburos. Se observa, por tanto, una redirección de las inversiones en hidrocarburos desde el año 2004, destinadas principalmente a la extracción de gas natural y líquidos de gas natural.

A mediados del año 2014 y finales de diciembre del año 2016 aparece un nuevo periodo de reducidos precios internacionales del crudo, que se refleja en las inversiones en exploración y explotación de hidrocarburos realizadas en el país. El precio del barril Brent se redujo estrepitosamente, en un año y medio, desde un valor máximo en junio del 2014 de 115 dólares a un mínimo de 27,76 dólares en enero del 2016. Las inversiones en el sector hidrocarburos pasaron de más de 1600 millones de dólares en el año 2014 a poco más de 330 millones de dólares en el año 2016, figura 3. El inicio de un nuevo periodo de elevados precios internacionales de crudo ha reactivado las inversiones en el sector hidrocarburífero. En el año 2017, según Perúpetro em el “Informe de Actividades, Enero 2018”, las inversiones en la exploración y explotación de hidrocarburos superó los 480 millones de dólares, figura 4. Entre el año 1995 y el año 2017, en el sector hidrocarburos se han realizado inversiones por alrededor de 17 mil 200 millones de dólares. En la selva sur se ha invertido desde 2004 a 2017, aproximadamente, 8400 millones de dólares en la exploración y explotación de gas natural. Por tanto, entre el año 1995 y 2017, en promedio anual se ha invertido en la exploración y explotación de petróleo en el zócalo, la costa noroeste y en la selva norte , aproximadamente, algo más de 380 millones de dólares, unos 32 millones de dólares mensuales en inversiones, aproximadamente.

Figura 4: Inversiones realizadas en explotación y exploración de hidrocarburos en el año 2017 por mes, Perúpetro.

Inversión de Expoliación Petrolera

Una característica muy curiosa de las inversiones realizadas en el sector peruano de hidrocarburos es el particular interés de las empresas petroleras en invertir en la perforación de pozos de desarrollo en lugar de pozos exploratorios. Así, según información de Perúpetro, entre 1994 y 2016, en el Perú sólo se han perforado 144 pozos exploratorios, un promedio de 6 pozos exploratorios anuales, figura 5. No es difícil deducir, que existe una clara vocación de las empresas petroleras privadas en explotar al máximo el escaso petróleo existente en los lotes marginales, cedidos en concesión temporal por el Estado Peruano, y no en explorar e incrementar las reservas probadas.

En décadas de explotación de lotes marginales, las empresas petroleras privadas no han cumplido con la búsqueda de nuevas reservas y ha inducido la aparición de un serio desequilibrio entre la producción y la demanda de crudo, afectando la seguridad energética del país. Más de 24 años después del inicio de la política de privatización de PetroPe, la producción de crudo nacional se reduce año a año de forma inexorable. Las estadísticas hablan por sí mismas y certifican el error estratégico de la clase política nacional de desmembrar a PetroPerú en una actividad que requiere una estructura vertical de participación en la exploración, explotación, transporte y refino.

Figura 5: Número de pozos exploratorios perforados entre el año 1994 y 2016, Perúpetro.

La política de minimización de inversiones en periodos de reducidos precios internacionales de crudo ha resultado que, en el año 2016, en el Perú, por primera vez no se realizó la perforación de ningún pozo exploratorio, figura 5. Por otro lado, en el año 2017, se confirmó la realización de 4 pozos exploratorios y 135 pozos en desarrollo, figura 6. Entre el año 2008 y el año 2017, se han perforado 1499 pozos, de los cuales tan sólo 68 pozos son exploratorios. Las empresas petroleras privadas perforaron, en promedio entre 2008 y 2017, un pozo exploratorio por cada 22 pozos de desarrollo. Una situación que desvela el interés de monetizar un recurso natural sin realizar las inversiones necesarias para la búsqueda de nuevas reservas.

Las estadísticas demuestran el fracaso de la política de privatización en el sector petrolero. Las empresas privadas concesionarias, a las que el Estado peruano ha cedido temporalmente la exploración y explotación del petróleo de determinados lotes, se han dedicado tan sólo a extraer el escaso petróleo existente más no en realizar pozos de exploración. Asimismo, las estadísticas de perforaciones muestran que el 93,3% de los 1499 pozos perforados, entre los años 2008 y 2013, se localizaron en la costa noroeste y en el zócalo continental, figura 7. Por cada 15 pozos perforados en la costa noroeste y zócalo continental, en la selva se perforó tan sólo un pozo.

Figura 6: Número de pozos de desarrollo, exploratorios y confirmatorios perforados entre el año 2008 y 2017, Perúpetro.

Figura 7: Número de pozos perforados entre el año 2008 y 2017 por zonas de explotación hidrocarburífera, Perúpetro.

Inversiones, Utilidad Neta y Regalías. Caso del Lote 192

El Lote 1AB, hoy dividido en el Lote 8 y el Lote 192, fue desde mayo del 2001 explotado por la empresa PlusPetrol Perú, con un pago de regalías del 30% de los ingresos de las ventas del petróleo extraído. Entre mayo del año 2001 y octubre del 2015, fecha de finalización del contrato con PlusPetrol, el Estado peruano ha obtenido mil 964 millones de dólares en regalías, tabla 1. El monto total de ventas por la producción de crudo extraído, en el periodo analizado de 15 años, supera los 6 mil 550 millones de dólares, mientras la inversión realizada por la empresa PlusPetrol apenas fue de 680 millones de dólares, un promedio anual de inversiones de 45 millones de dólares, según datos de Perupetro.

Si se considera un precio promedio del coste de producción por barril a 26 dólares, en los 15 años analizados, la utilidad neta de Pluspetrol de explotación del Lote 1AB superaría a los 1250 millones de dólares. El economista Jorge Manco Zaconetti, en su artículo de septiembre del 2015 “El Lote 192 para PetroPerú al 100%”, estimó que la utilidad neta de PlusPetrol, entre 2002 y 2013, fue de casi 1190 millones de dólares.

Tabla 1: Datos técnicos y económicos de la actividad petrolera en el Lote 1AB entre mayo 2001 a octubre 2015.

De la tabla 1, además, se deduce que exceptuando los años 2001 y 2015, con precios reducidos de petróleo, en los restantes 13 años de explotación del Lote 1AB, las ventas de PlusPetrol superaron los 300 millones de dólares anuales, con un pico de ingresos superior a los 700 millones de dólares en el año 2008. En 15 años de explotación del Lote 1AB, la empresa petrolera PlusPetrol ha perforado 3 pozos exploratorios y 34 pozos de desarrollo de las reservas probadas existentes. Se observa, claramente, que la intención de la empresa PlusPetrol ha sido exclusivamente de extraer las reservas marginales remanentes del Lote 1AB, sin preocuparse por la actividad de exploración de nuevas reservas, consciente de que explota un yacimiento depletado, ni por la remediación de los pasivos medioambientales.

Conclusiones

Las inversiones en el sector petrolero peruano se centran fundamentalmente en la perforación de pozos de desarrollo para extracción del crudo sin preocuparse especialmente por la perforación de pozos exploratorios. En el caso del Lote 192, el Estado peruano entregó miles de millones de dólares a una empresa privada que no exploró adecuadamente y tercerizó sus actividades de explotación. Negocio redondo. Es importante indicar que los 100 millones de barriles de reservas probadas, existentes en el Lote 192, considerando un precio actual de venta de 50 dólares el barril, equivalen a 5 mil millones de dólares de ventas futuras de crudo a un ritmo de extracción de 10 mil barriles diarios en los próximos 27 años. Si al Lote 192 se le suma la previsible producción de crudo de los Lotes 8, 39, 64, 67 y 95, el volumen de negocio de las reservas probadas podría supera los 12 mil millones de dólares en los próximos 10 años.

Ahora se entiende la desesperación de algunas asociaciones empresariales y connotados economistas, defensores a ultranza de la explotación de recursos energéticos, con regalías oprobiosas para el Perú, en difundir y posicionar la idea de necesidad de atraer inversiones a cualquier costo social y medioambiental. No existe una justificación estratégica a largo plazo en su discurso, puesto que el aumento de la producción será un simple espejismo de unos pocos años. El Perú continuará siendo un país dependiente del petróleo y de los derivados de petróleo, y por tanto, de la volatilidad de los precios internacionales. La solución a la encrucijada nacional del petróleo es iniciar un proceso de descarbonización del sistema energético nacional que desacople a la economía peruana de las vicisitudes del mercado de crudo internacional y de la inestabilidad geoenergética de un recurso escaso, que el país deberá importar.

Ante la inconsecuente política del Estado peruano de reducir las regalías a un misero 5% y ampliar a 30 años la explotación de los lotes concesionados para mantener un simple negocio que no beneficia significativamente a las comunidades amazónicas, que sólo heredan los pasivos medioambientales de una actividad económica altamente contaminante es necesario replantear una estrategia nacional de despetrolización de la economía nacional, basada en la electrificación del transporte.

Finalmente, la aprobación de la nueva Ley de Hidrocarburos en el Perú se deberá enfrentar a la cerrada resistencia de las comunidades amazónicas a la explotación casi gratuita de los recursos energéticos en sus territorios ancestrales. Las comunidades amazónicas deberán decidir si quieren convivir con la explotación de un recurso energético altamente contaminante y de alto riesgo para su estructura socio-económica o luchar frente a esta nueva agresión a los derechos inalienables de sus territorios ancestrales, esta vez acompañada por una Ley de Hidrocarburos onerosa para los intereses del Perú y sin ninguna visión estratégica a largo plazo de un Estado que sólo quiere satisfacer las apetencias de algunos grupos económicos extractivistas. Las comunidades amazónicas deberán discernir, accediendo a la información adecuada, y decidir si quieren vivir en sus territorios ancestrales y en ecosistemas saludables sin explotación petrolera, que garanticen un desarrollo sostenible y en armonía con la naturaleza para sus futuras generaciones.