PERÚ ENERGÍA 2015 Y LA SUPERSTICIÓN NUCLEAR

El debate sobre el empleo de la tecnología nuclear en la generación de energía eléctrica es siempre actual. Esta vez fue en el evento más promocionado y representativo del sector energético peruano: Perú Energía 2015. El mencionado foro ha sido testigo del pronunciamiento de representantes y autoridades del sector eléctrico de abrir el debate nuclear en el Perú. Es importante dar una respuesta contundente y definitiva frente a semejante absurdo. El debate sobre la energía nuclear se reinventa y realimenta de forma constante y cíclica periódicamente, en el Perú, sorprendentemente, por los más declarados defensores del mercado eléctrico.

Residuos y desmantelamiento para el Estado y usuarios

A pesar de que la historia de la energía nuclear ha demostrado su incalculable capacidad de destrucción, en el Perú aún existen amigos y defensores de las centrales nucleares. Quizás sería conveniente que los acólitos del átomo destructivo revisen detalladamente los riesgos y consecuencias de la irresponsabilidad de promover la idea de discutir la posibilidad de instalar centrales nucleares en el Perú. Lo contradictorio es que aquellos que defienden la energía nuclear son los más acérrimos enemigos de las energías renovables no convencionales e incansables defensores de las grandes centrales hidroeléctricas. Atacan las renovables, defienden las hidráulicas y promueven las nucleares. Un verdadero ejercicio de inconsistencia conceptual realmente incomprensible en esos altos cargos de empresas del sector eléctrico.

La gran mayoría de las instalaciones nucleares han sido construidas con participación directa del Estado. Ninguna central nuclear se construye sin subvención estatal, es simplemente imposible para una empresa privada abordar el coste y plazos de construcción de una central nuclear. Además, estos proyectos no consideran ni el coste de la gestión de residuos nucleares ni el coste del desmantelamiento, simplemente por la imposibilidad del cálculo de los costes de gestión de la basura nuclear y del desmantelamiento del reactor, el elemento más crítico de la central.

Las pocas experiencias de desmantelamiento de centrales nucleares no son aplicables al resto de las instalaciones nucleares existentes. Además, el coste del desmantelamiento dependerá de las características técnicas de cada reactor. La central del Vandellós I de 450 MW, en España, sufrió un accidente en 1989 que la inutilizó. Se inició la fase inicial de su desmantelamiento en el año 1991. Los costes de esa fase inicial, de aproximadamente 161 millones de €uros, se trasladaron a los usuarios. En 1998, se transfirió la titularidad a ENRESA- Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, empresa pública que se hizo cargo de las actividades de desmantelamiento, evidentemente, con un sobrecargo a la factura eléctrica de los consumidores españoles.

Los trabajos de desmantelamiento, ejecutados por ENRESA, entre el año 1998 y 2003, se han centrado en actividades de acondicionamiento previo y desmantelamiento de edificios e infraestructuras – limpieza de residuos de media y baja radiactividad y construcción de un cajón de hormigón así como la construcción de un centro tecnológico de control de los trabajos de desmantelamiento. El coste de estas actividades ascendió a 96,4 millones de €uros. El habitáculo del reactor deberá mantenerse aislado durante el denominado periodo de latencia, unos 25 años. Así en el año 2028 se iniciará el desmantelamiento definitivo del reactor.

En el caso español, la gestión de la basura nuclear se trasladó a los usuarios eléctricos a través de un pago adicional en la factura eléctrica, una subvención injusta y perniciosa que rara vez se discute. Los ciudadanos subvencionan directamente una infraestructura construida con dinero público pero convertido en un negocio privado gracias a un proceso de privatización muy discutido y poco transparente. En el caso de Vandellós, desde el año 1990, el combustible gastado era trasladado a Francia para su tratamiento. La gestión de casi 2000 toneladas de residuos radiactivos de alta actividad ascendió a unos 570 millones de €uros hasta el año 2010, a lo que se deberá sumar unos 96,4 millones por trabajos previos de acondicionamiento y desmantelamiento de edificios e infraestructura, antes mencionados.

En total, se estima unos 875 millones de €uros en gastos de la gestión y tratamiento de los residuos radiactivos y de las primeras fases de desmantelamiento. En 2010, Francia debió devolver los residuos nucleares para su almacenamiento en España, pero al no existir ningún cementerio nuclear en la península se deberá continuar pagando por la gestión de residuos, una penalización de 192 millones de €uros. Actualmente, se encuentra en proceso de construcción el gran cementerio nuclear español con un coste de 700 millones de €uros. Las cifras hablan por si mismas del desastre económico que implica el aprovechamiento de la energía nuclear. A partir del año 2011, los costes de gestión de los residuos se consideran secretos, puesto que se encuentran bajo resguardo de la Organización Internacional de Energía Atómica. La ciudadanía que ha sufragado los costes de gestión de los residuos no puede acceder a la información, una muestra inequívoca de la transparencia informativa de la industria nuclear.

La inviabilidad económica de la energía nuclear

En España, en 1984 se aprobó una moratoria nuclear que paralizó la construcción y conexión comercial de 7 unidades nucleares. Los motivos de la paralización fueron principalmente económicos y financieros, el presupuesto final de la construcción de la central nuclear de Valdecaballeros supero en un 450% el presupuesto inicial. La moratoria nuclear en España fue un rescate planificado del sector eléctrico debido a los altos costes de construcción de las centrales nucleares. El rescate financiero costó a los usuarios eléctricos 5717,91 millones de €uros desde 1996, de los cuales, 1334 millones corresponden a los intereses pagados por una deuda negociada entre los bancos. La Ley de Ordenación del Sistema Eléctrico Nacional de 1994, estableció que las compañías eléctricas serían compensadas con un recargo en la facturación por la venta de energía, que se fijó en un máximo del 3,54% de la factura y por un plazo máximo de 25 años, posteriormente, en el año 2006, el recargo se redujo a un 0,33%. En el año 2015, se saldarán los últimos 67,5 millones de €uros del desastre nuclear español.

La historia nuclear de los Estados Unidos presenta algunas curiosidades. El bloque 1 de la central nuclear de Watts Bar en Tennesse inició su construcción en el año 1977 y su conexión comercial se efectuó en el año 1996, después de 19 años. El coste de la central nuclear de Perry North en Ohio alcanzó unos 6000 millones de dólares, calculados en el año 1986. La principal causa del parón nuclear en Estados Unidos y en Europa se debió a los elevadísimos costes de construcción de las instalaciones nucleares.

Un ejemplo actual de la inviabilidad económica de los proyectos nucleares es la construcción del tercer bloque de la central de Olkiluoto, el único reactor nuclear en construcción en los últimos 30 años en Europa occidental. En el año 2001, la empresa estatal francesa Areva aseguró que la construcción de la tercera generación de centrales nucleares, prevista en Finlandia, tendría una duración máxima de 4 años. La construcción del reactor EPR (European Pressurized Reactor) en Finlandia se inició en el año 2005 y se preveía que la conexión comercial del bloque 3 de la central nuclear de Olkiluoto se realizaría el año 2009. El coste total estaría entre 2500-3000 millones de €uros y una potencia instalada de 1600 MW.

En el año 2009, TVO demandó al Consorcio Areva-Siemens por incumplimiento de contrato, exigiendo una indemnización de 2400 millones de €uros. En octubre del año 2011, la compañía eléctrica finlandesa TVO informó que la central nuclear no entraría en operación hasta el año 2014. En ese momento, el coste actual de la construcción de la central nuclear ya superaba los 5000 millones de €uros. A inicios el año 2015, el bloque 3 de la central de Olkiluoto sigue en construcción y se estima el coste actual ya superó los 8500 millones de €uros. Es muy probable que el tercer bloque de la central nuclear de Olkiluoto entre en funcionamiento en el año 2016.

La construcción del reactor nuclear Olkiluoto-3 ha demostrado que la tecnología nuclear es un sistema de generación eléctrica excesivamente cara incluso para países ricos e industrializados como Finlandia. Asimismo, Olkiluoto ha puesto en serias dudas la credibilidad de los plazos de construcción – 7 años de retraso – y del coste de las centrales nucleares de tercera generación.

Los desastres del átomo pacífico

El 26 de abril del año 1986, durante un procedimiento de pruebas técnicas, se produjo la explosión del reactor número IV de la central nuclear de Chernobyl. El accidente nuclear de Chernobyl demostró el alto riesgo del empleo de la fisión atómica para la generación eléctrica y puso en tela de juicio el concepto de átomo pacifico. Los errores en el proceso de una operación de pruebas desenmascararon los fallos de diseño de este tipo de centrales aunque el accidente de Chernobyl fue fundamentalmente una concatenación de errores humanos.

La explosión del reactor nuclear de Chernobyl representó el peor desastre de la humanidad por el uso pacifico de la tecnología de fisión nuclear. Mas de 300 mil personas tuvieron que ser evacuadas de unos 150000 km2, afectados por la radiación nuclear. Un informe de la Organización Mundial de la Salud, OMS, sobre las consecuencias del accidente, publicado en abril de 2006, indica que unas 6,8 millones de personas pudieron estar afectados por las nubes radioactivas que se dispersaron por el territorio europeo después del accidente. El Ministerio de Sanidad de la República de Ucrania afirmó, en el año 2006, que más de 2 millones 400 mil ucranianos, incluyendo 428 mil niños, sufren problemas de salud causados por la catástrofe. Las víctimas mortales de diferentes tipos de cáncer podrían superar la cifra de 9000 personas.

El 11 de marzo del año 2011, un tsunami provocó la inundación de la central nuclear de Fukushima, en Japón. Las autoridades de la central activaron el protocolo de emergencia y tres de los seis bloques existentes en la central nuclear se llevaron a parada inmediata de forma segura. No obstante, el calor latente del reactor debía ser extraído con ayuda del sistema de refrigeración para evitar la fusión del núcleo. La inundación provocada por el tsunami inutilizó los sistemas de alimentación de reserva de las bombas de refrigeración. La intempestiva parada de los sistemas de refrigeración de la central causó la fusión de varios reactores. La catástrofe era inevitable. Las autoridades japonesas consideran que el accidente de Fukushima es equiparable con el accidente nuclear de Chernobyl. Las pérdidas materiales provocadas por el accidente se valoran en unos 75000 millones de dólares.

El 5 de mayo del 2012 el gobierno japonés desconectó el último reactor nuclear después de la catástrofe de Fukushima, el reactor número 3 de la central nuclear de Tomari en la isla de Hokaido. A lo largo del año 2011, las autoridades japonesas programaron la desconexión de los 54 reactores nucleares existentes en el país para proceder a pruebas de resistencia y revisiones. El 1 de julio del 2012, en Japón, se inició el proceso de reactivación del reactor 3 de la central de Oi. Después de casi 2 meses de apagón nuclear, Japón procederá a la lenta reconexión de las unidades nucleares que superen las pruebas a las que han sido sometidas. Uno de los países más desarrollados industrialmente ha sufrido un apagón nuclear, algo que sin lugar a dudas los defensores de la tecnología nuclear intentarán olvidar rápidamente. No obstante, es un signo significativo de que la energía nuclear entra en una franca decadencia y pérdida de legitimidad social en los países más industrializados del planeta.

Las incontestables estadísticas nucleares

Según la Agencia Internacional de la Energía Atómica, IAEA, el máximo número de reactores nucleares en operación en el mundo fue de 444 a finales del año 2002. La potencia instalada de las 440 centrales nucleares, actualmente en funcionamiento, superan los 380 GW. Por otro lado, se observa, en la figura 1, que la máxima energía suministrada por las centrales nucleares se alcanzó en el año 2006. Entre el año 2006 y el año 2013, la energía eléctrica de origen nuclear se redujo desde los 2660,85 TWh hasta los 2358,86 TWh. La producción de energía nuclear se ha reducido en más de un 11% en los últimos 7 años. La explicación de la reducción de producción eléctrica nuclear se debe al reducido número de nuevas centrales nucleares que se conectan a la red eléctrica.

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Figura 1: Evolución de la producción de energía nuclear entre 1995 y 2013. IAEA.

En la figura 2 y 3, se observa la edad de las centrales nucleares en funcionamiento así como las centrales que han iniciado su funcionamiento, respectivamente. Si se considera que el tiempo promedio de explotación de los reactores nucleares no debe superar los 25 años, un gran número de centrales nucleares deberían iniciar su proceso de desconexión en los próximos años. Mas de 300 reactores han superado los 25 años de operación, por lo tanto, deberían ser desconectados en los próximos 10-15 años. Asimismo, en la figura 3, se observa los reactores nucleares que han entrado en funcionamiento desde el año 2006. Es curioso verificar que en el 2008 no se conectó a red ni un solo reactor nuclear en todo el mundo. El número de reactores conectados bajo ninguna circunstancia podrá reemplazar a las centrales nucleares que deberán ser desconectadas. En los últimos diez años, la conexión de centrales nucleares frente a la desconexión presenta un saldo negativo que será imposible superar en los próximos años. Simplemente, no existe recambio generacional.

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Figura 2: Tiempo de funcionamiento de las centrales nucleares en el mundo. IAEA.

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Figura 3: Centrales nucleares conectadas a la red eléctrica en el mundo. IAEA.

Los reactores nucleares no alcanzarán su antiguo esplendor debido a la falta de inversiones por la recesión económica global, la férrea oposición de gran parte de la sociedad y la escasez de uranio mineral para abastecer a todas las centrales que se podrían construir. El pico de producción eléctrica nuclear con toda seguridad ya ha pasado.

El Perú, un país en búsqueda de su independencia energética y situado en un entorno altamente sísmico, debería posicionarse definitivamente frente a la riesgosa, injustificable, absurda y suicida apuesta nuclear. La propuesta más lógica y coherente es prohibir mediante un Decreto Ley la construcción de centrales nucleares de fisión en territorio nacional. El debate continuará, sin duda…