ESTRATEGIA NACIONAL DE TRANSICIÓN PETROLERA

La justificación básica de la elaboración de una estrategia nacional de transición petrolera es la escasez y agotamiento de tan preciado recurso no renovable en territorio peruano. Es muy importante considerar esta circunstancia puesto que la estrategia de transición petrolera deberá estar integrada en una estrategia energética sostenible de desacoplamiento de la ingesta de recursos fósiles como el petróleo, el gas natural y el carbón. La clase política nacional no aborda la situación con una visión a largo plazo y centra su política petrolera en la obtención de regalías sobre la producción de petróleo.

Tesis-Antítesis del extractivismo nacional

Desde la época de los gobiernos militares de los años 70 hasta la actualidad, todos los gobiernos nacionales han presentado un sesgo descaradamente extractivista en relación a la explotación petrolera. La idea central que transmiten los defensores de la política extractivista petrolera es el inmenso potencial petrolero existente en el Perú. Miles de millones de barriles de petróleo esperan en el subsuelo de la selva y en el zócalo del Mar de Grau a ser descubiertos, extraídos y refinados. Ninguna de las propuestas extractivistas, pública o privada,  ha planteado el desarrollo de una industria petroquímica que emplee de manera más eficiente los limitados y escasos recursos petroleros del país.

No obstante, y es importante destacar, existen dos puntos de vista irreconciliables en el paraíso extractivista: los extractivistas estatales y los extractivistas privados. Los extractivistas privados defienden la existencia de un Estado minimizado sin ninguna o limitada participación en el sector petrolero, lo que implica la desaparición o privatización de PetroPerú. El Estado se deberá limitar a organizar los procesos de licitaciones o concesiones y no inmiscuirse en las actividades de las empresas petroleras y reducir al máximo el pago de impuestos, regalías así  como la responsabilidad ulterior por la contaminación medioambiental. Los extractivistas privados se adueñan de los recursos petroleros por medio de contratos, cuanto menos discutibles en una visión soberana de los recursos, y venden la producción petrolera nacional a precios internacionales. La empresa estatal, PetroPerú, reduce su participación en el negocio petrolero a un simple ente refinador y distribuidor de derivados del petróleo.

Los extractivistas estatales plantean el reforzamiento de PetroPerú y su activa participación en la exploración, explotación, transporte, refino y distribución del petróleo y sus derivados.  Justifican el monopolio estatal del petróleo por la necesidad de controlar y subvencionar el precio del petróleo a los usuarios nacionales – públicos y privados – de tan preciado recurso, fundamentalmente el sector transporte e industria. La idea central es mantener precios reducidos de los derivados del petróleo en el mercado nacional y defender a la población de la volatilidad de los precios del crudo internacional. Al parecer, los defensores del monopolio estatal del petróleo en el Perú no entienden que los principales beneficiados de las subvenciones estatales son las clases pudientes, con capacidad de adquirir caros, contaminantes e ineficientes vehículos.

Ambas visiones extractivistas, además, presentan un resultado común. Las zonas de explotación petrolera no han beneficiado ni benefician a los pobladores agraciados por la bendición de tener petróleo en sus territorios. Eso sí, tendrán que convivir con el impacto medioambiental y social que genera la exploración y explotación del oro negro.

Un aspecto adicional, en el que coinciden ambas visiones extractivistas es trabajar activamente en fomentar y promocionar el consumo de derivados del petróleo, especialmente en el sector transporte, sin comprender la irracionalidad de incentivar la adicción del país a un recurso no renovable, escaso, caro y altamente contaminante.

Las líneas básicas de una estrategia de transición petrolera soberana y responsable

Frente a la política extractivista, pública y privada, sin una visión de futuro del sector petrolero, se plantea una estrategia nacional de transición petrolera. El objetivo fundamental de la estrategia de transición es plantear las fases de un desacoplamiento del petróleo y la transición soberana y respetuosa con el medio ambiente hacia un modelo novedoso e innovador que satisfaga las necesidades del sector transporte, industrial y petroquímico en base a recursos autóctonos y renovables.

La estrategia nacional de transición petrolera deberá basarse en las siguientes premisas:

  • Soberanía nacional sobre los recursos petroleros
  • Visión medioambiental de la exploración y explotación petrolera
  • Gestión estatal de las ganancias petroleras
  • Reconversión de la refinería de Talara
  • Creación de un mercado de biocombustibles

Soberanía sobre los recursos petroleros

El petróleo es un recurso estratégico nacional no renovable. El petróleo pertenece al Estado y éste deberá ejercer su soberanía sobre un recurso estratégico por encima de intereses particulares. En este sentido, los contratos petroleros deberán reflejar esta condición fundamental, la necesidad imperativa de ejercer la soberanía sobre un recurso natural estratégico no renovable en propiedad del Estado.

Los modelos actuales de contratación de exploración y explotación petrolera que no respondan a estas circunstancias deberán ser modificados. El modelo de contratación que mejor se ajusta a las actuales circunstancias internacionales es el contrato por prestación de servicios, aplicado con éxito en gran cantidad de países productores de petróleo en el mundo. El modelo de contrato por prestación de servicios proporciona un pago justificado por el petróleo descubierto y extraído, pero el 100% del petróleo producido queda en manos del Estado, dueño del recurso natural. La retribución económica por los servicios prestados dependerá de las características del yacimiento petrolero en explotación y se puede establecer a través de subastas o licitaciones.

Existen varios lotes petroleros cuyos contratos de concesión expiran entre el 2013 y el 2016. El vencimiento de la concesión de explotación de lotes petroleros II, III, VII/VI y 1AB deberá marcar el punto de partida de la implementación práctica de la nueva estrategia petrolera. Los lotes deberán regresar a la propiedad del Estado y, entonces, se deberá evaluar la necesidad o viabilidad técnica y económica de ser explotados directamente por PetroPerú. En caso contrario, se podría proceder a un proceso de subasta o licitación de contratos por prestación de servicios de explotación de los lotes petroleros.

Visión medioambiental de la exploración y explotación petrolera

El respeto medioambiental deberá transformarse en una política de Estado y tendrá como principal objetivo promover y garantizar la conservación de la biodiversidad del territorio nacional. Por tanto, primará sobre cualquier propuesta de exploración y explotación petrolera el respeto medioambiental y la necesidad de preservar la biodiversidad de la selva peruana y del mar peruano.

El Estado peruano deberá proceder a la elaboración de un nuevo mapa de exploración y explotación petrolera considerando el impacto sobre la biodiversidad como principal criterio de evaluación de los territorios explotables. Aquellos territorios con una gran biodiversidad que presenten riesgos de graves impactos medioambientales en el proceso de exploración y explotación petrolera deberán ser excluidos de los mapas.

Los actuales contratos petroleros deberán ser modificados e incluir la reparación y subsanación ulterior del impacto medioambiental causado en el entorno de las áreas de explotación. El Estado deberá gestionar un fondo de reparación medioambiental aportado por las empresas explotadoras del petróleo.

Gestión estatal de las ganancias petroleras

El petróleo producido en el Perú deberá ser gestionado por el Estado a través de PetroPerú. Los beneficios económicos de la venta de petróleo deberán ser empleados principalmente en el proceso de transformación del modelo energético actual y en la reconversión de la refinería de Talara.

El Estado deberá regular los porcentajes de distribución de las ganancias entre las regiones con explotaciones petroleras dentro de la nueva estrategia de transición petrolera. Asimismo, el Estado deberá fiscalizar y supervisar el empleo de las ganancias petroleras en proyectos de transformación del modelo energético y reconversión de la refinería de Talara.

Reconversión o Modernización de la refinería de Talara

Diferentes informes indican que la producción de petróleo en el Perú se reduce inexorablemente. No existen serias justificaciones a las desorbitadas inversiones propuestas en procesos de modernización de la refinería de Talara dentro de una estrategia de adicción a los derivados del petróleo.

La única remota posibilidad de éxito de la multimillonaria inversión en la refinería de Talara se asocia a un proceso acelerado de reducción del consumo nacional de derivados de petróleo, que permita orientar la producción de la modernizada refinería al mercado internacional, en un futuro esperado periodo de precios elevados de los combustibles fósiles. Además, se deberían conjugar dos premisas adicionales: PetroPerú deberá convertirse en una empresa productora de petróleo ligero y pesado, a precios relativamente baratos; y la coyuntura internacional de precios deberá garantizar precios elevados del petróleo en un periodo temporal bastante largo. Sin esas premisas, la inversión de miles de millones de dólares en refinerías obsoletas para el tratamiento y refino de petróleo extranjero sólo profundizará la dependencia energética externa del país. Gastar miles de millones de dólares para mantener la dependencia externa del país de un recurso que condiciona el normal funcionamiento del país no parece inteligente ni forma parte de una estrategia de despetrolización del Perú.

La reconversión de la refinería de Talara debería centrarse en la creación de un polo petroquímico sostenible y basado en recursos renovables, denominadas biorrefinerías. Dentro de una estrategia de despetrolización parece más lógico realizar inversiones en procesos de reconversión de obsoletas refinerías en modernas biorrefinerías.

Las biorrefinerías son complejos sistemas de aprovechamiento de recursos renovables que a través de procesos biológicos, térmicos y químicos permiten la obtención de un gran número de productos químicos. La prestigiosa revista del sector hidrocarburos “Journal Oil & Gas” informó en septiembre del 2012 sobre la conversión de una refinería italiana con una producción diaria de 80000 barriles, ubicada en Porto Marghera, Venecia, en una moderna biorrefinería para la producción de biodiesel. La compañía italiana ENI realizará una inversión de 100 millones de €uros en el proceso de conversión y pretende empezar a producir biodiesel a inicios del año 2014.

PetroPerú debería elaborar un Plan de Reconversión escalonado de la refinería de Talara en una biorrefinería, que permita el empleo de recursos renovables en el proceso de producción de biocombustibles y productos químicos. Esta medida garantizará la existencia de una industria petroquímica en un periodo post-extractivista y la seguridad en la continuidad del suministro de productos químicos de valor añadido. No obstante, lo más probable es que clase política se decante por la aprobación y firma de una multimillonaria inversión en la modernización de la refinería de Talara, no en una conversión, argumentando la reducción del nivel de azufre en los combustibles y el inconsistente y creativo concepto de seguridad energética.

  • Creación de un mercado de biocombustibles

En el proceso de transición petrolera, la demanda de derivados del petróleo (gasolina, diesel y demás derivados) en el mercado nacional deberá ser satisfecha por un mercado competitivo de derivados de petróleo. El Estado deberá establecer los mecanismos de regulación necesarios para evitar la aparición de monopolios y oligopolios en la distribución de derivados del petróleo, pero en ningún caso PetroPerú deberá ser empleado como regulador de precios y colchón de compensación de precios en un hipotético escenario de elevados precios internacionales del crudo.

El Estado deberá regular la transición hacia el empleo de combustibles de origen renovable en el sector del transporte. La promoción de empleo de biocombustibles en el sector transporte podría ser incentivado con medidas fiscales a la compra de vehículos menos contaminantes y reducción de impuestos o pagos en aparcamientos públicos así como el incremento de impuestos a vehículos antiguos y que empleen derivados del petróleo.

Conclusiones

La estrategia de transición petrolera propuesta será exitosa si se integra en una estrategia energética nacional de desacoplamiento del uso de derivados de petróleo en el transporte de personas y mercancías. La estrategia de transición petrolera deberá ser acompañada por un proceso de electrificación del transporte en las grandes ciudades y en la electrificación del transporte de mercancías.

El Estado deberá elaborar una estrategia sostenible de transporte que priorice el transporte público frente al transporte privado y que penalice a los vehículos privados por el uso de espacio público y por la contaminación medioambiental, acústica y visual en el entorno urbano. Así se asegurará la reducción del consumo de derivados de petróleo y se minimizará el impacto del petróleo en la economía del Perú. Asimismo, se garantizará la creación de un mercado de biocombustibles de origen nacional que fomente la creación de una industria química sostenible y renovable a largo plazo.

La producción de crudo convencional en el Perú se reduce año a año mientras la demanda se incrementa incesante por el modelo energético existente en el país. En un horizonte futuro de altos precios del petróleo y volatilidad de precios debido a las tensiones geopolíticas en las principales zonas de producción y el declive de la producción de los denominados super yacimientos, el Perú debe elaborar con carácter de emergencia un plan de desacoplamiento del consumo del petróleo en el sector transporte y en el sector doméstico. Los modelos energéticos de diferentes países del mundo experimentan un singular proceso de transformación y el Perú no debe ser ajeno a ese proceso, puesto que está en juego la sostenibilidad económica del país y de sus futuras generaciones. Al parecer, un proceso de transformación energética es un concepto algo complicado de entender a la clase política dirigente acostumbrada a un horizonte de  5 años de poder.

Vídeo – El Fin del Petróleo

Madrid, a 14 de Abril del año 2013