LAS EMISIONES NUCLEARES DE CO2

Los defensores de la energía nuclear aseguran que la producción de electricidad a partir del uranio enriquecido es limpia y que prácticamente no produce CO2. Es tal el grado de convencimiento propio que se plantea una decidida apuesta por el empleo masivo de centrales nucleares en la lucha contra el cambio climático.

Si se deja de lado la basura nuclear que a día de hoy se almacena en las piscinas de las centrales nucleares y que se tendrá que aislar y gestionar durante siglos o milenios, las centrales nucleares emiten CO2 durante el proceso de construcción de la central y de los elementos que la configuran así como durante la minería del uranio, transporte, tratamiento, enriquecimiento, fabricación y traslado del combustible nuclear a la central nuclear para su empleo en la generación eléctrica y en su desmantelamiento.

En resumen, no existe la central nuclear de emisiones cero como se pretende trasladar a la opinión pública. El nivel de emisiones existente descalifica a estas centrales para su uso masivo frente a las tecnologías renovables. Las centrales nucleares emiten CO2 y, además, producen desechos nucleares altamente contaminantes que exigen un gran esfuerzo de gestión que se trasladará a las futuras generaciones. Lo realmente curioso es que las centrales nucleares continúan consumiendo energía mucho tiempo después de dejar de producirla y eso genera emisiones.

En el año 2008, Benjamin K. Sovacool publicó un excelente artículo sobre las emisiones de CO2 en las centrales nucleares, “Valuing the Greenhouse Emissions from Nuclear Power”. En el mencionado artículo analizó 103 estudios realizados sobre el nivel de emisiones de CO2 asociadas a la generación eléctrica en las centrales nucleares.

Los 103 estudios realizados presentaban datos muy desproporcionados de las emisiones de CO2 en las centrales nucleares. El valor de emisiones de CO2 nuclear oscilaba entre 1,2 gCO2e/kWh y 288 gCO2e/kWh. La media resultante de los valores mencionados es de 66 gCO2e/kWh. Aún empleando esa media de dudosa procedencia, las emisiones de CO2 nucleares superan a todas las energías renovables actualmente existentes, según el informe de Sovacool.

Sovacool identifica que la enorme divergencia de los resultados presentados en diferentes estudios se debe a que los estudios se sustentan en dudosas metodologías de cálculo y que mezclan resultados obtenidos en diferentes décadas para la extracción de mineral, las tecnologías de procesamiento del uranio y el proceso de enriquecimiento.   Además, 35 de los 103 estudios fueron excluidos del análisis por emplear fuentes secundarias no desveladas o datos no publicados.

La minería del uranio es altamente contaminante y dependiendo de las concentraciones de la mina se pueden establecer amplias variaciones en el consumo energético. Para concentraciones del 0,1%, la obtención de un kilo de uranio exige el tratamiento de una tonelada de mineral. Las concentraciones de uranio suelen estar entre 0,2 y 0,01%.

El uranio se deberá trasportar hasta los lugares de procesamiento y enriquecimiento. En Canadá, las distancias son de aproximadamente 4000 kilómetros mientras que en Europa esas distancias son del orden de 105 a 805 kilómetros, según el informe de Sovacool.

El tipo de reactor influye en el volumen de emisiones de CO2 de la central nuclear. Las centrales canadienses CANDU trabajan con uranio no enriquecido por lo que el nivel de emisiones de esta central es inferior que las que emplean uranio enriquecido.

Aunque no presenta valores definitivos, Sovacool estima que el desmantelamiento de la central nuclear podría exigir hasta un 50% más de energía que durante la etapa de construcción, incrementado el nivel de emisiones de CO2 de la central nuclear. En la tabla 1, se presentan los resultados del trabajo de Sovacool.

Tabla 1: Emisiones de CO2 para diferentes centrales de generación eléctrica.

Las conclusiones de Sovacool son lapidarias: “por cada dólar que se gasta en nuclear se podría ahorrar 5 o 6 veces más de CO2 si se invirtiese en eficiencia energética o en energía eólica…, la inversión en eficiencia energética es equivalente a incrementar la potencia base del sistema eléctrico puesto que reduce la necesidad de generación eléctrica”.

Lo que está más que demostrado es que las centrales nucleares generan residuos y desechos nucleares que exigen una considerable energía para su aislamiento, transporte, almacenamiento y gestión y, además, generan más emisiones que cualquier tecnología renovable de generación eléctrica. No parece que la tecnología nuclear sea el camino a seguir en la lucha ante el cambio climático y en garantizar la continuidad de suministro eléctrico.

Olkiluoto ha demostrado que la energía nuclear no es viable económicamente ni siquiera en países ricos como Finlandia. Olkiluoto representa para Finlandia el segundo peor desastre económico en su historia, el primer gran desastre económico fue la segunda guerra mundial.

Fukushima ha demostrado que la energía nuclear no es inmune ante catástrofes naturales y, además, multiplica los efectos catastróficos esperados. Japón se ha visto obligado al cierre temporal de todas sus centrales nucleares, trasladando el coste económico de la desastrosa estrategia nuclear a sus ciudadanos.

Chernobyl ha demostrado que la energía nuclear destruye la vida de millones de seres humanos y envenena inmensos territorios haciéndolos impracticables para cualquier actividad humana. Los acólitos nucleares aseguran que la energía nuclear es una tecnología segura y que la probabilidad de accidente es nula. En 25 años han ocurridos dos gravísimos accidentes que cuanto menos exige recelar de esta tecnología.

Sovacool ha demostrado que la energía nuclear contamina más que cualquier tecnología renovable, desde la extracción de mineral hasta el desmantelamiento y gestión de la basura nuclear, y tan sólo se puede jactar de superar al carbón y al gas en reducción de emisiones, curioso consuelo.

No es difícil demostrar que la energía nuclear es una energía contaminante, injustificada, pesada e incomoda herencia para las futuras generaciones de los países que cometieron el histórico error de construir reactores nucleares.

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Lima, a 7 de Agosto del año 2012