GSP: UNA CUESTIÓN DE CORRUPCIÓN DE ESTADO

El destape del complejo entramado de corrupción de la empresa brasileña Odebrecht para la obtención de suculentos contratos estatales, certificó una triste y conocida realidad nacional: la connivencia de las principales autoridades de los sucesivos gobiernos democráticos en la construcción de un capitalismo de amigotes y el establecimiento de un estilo consentido de gobernar embarrado en corrupción. Un Estado servil a los intereses de empresas privadas corruptas y corruptoras, que lo convierte en complice activo de las vergonzosas corruptelas acaecidas en diferentes mega proyectos emblemáticos. Entre ellos destaca el Gasoducto Sur Peruano, GSP, una infraestructura con una inversión superior a 7 mil 300 millones de dólares que se estaba financiando por un recargo al usuario en la tarifa eléctrica hasta que explotó el entramado de corruptelas de Odebrecht. El Perú convive con un Estado cuyas máximas autoridades elegidas, incluidos ex-presidentes, participan voluntariosamente en corrupciones, faenones y demás miserias delictivas. Además, pretende convencer a los ciudadanos que puede combatir, juzgar y desaparecer el cáncer de la corrupción que nace de sus propias entrañas. Ningún gobierno puede luchar contra la corrupción cuando el Estado y gobierno conforman una amalgama orgánica enferma de corrupción.

Un Estado Desubicado que no Aprende la Lección

El Gasoducto Sur Peruano, GSP, nació de una intromisión estatal para garantizar el suministro de gas natural al Nodo Energético del Sur, NES, una aberración energética que ha transformado al Perú en el único país del mundo que construye centrales diesel, con ingresos garantizados a 20 años. El ridículo energético universal. La paralización del GSP transforma el Nodo Energético del Sur en un problema de seguridad nacional cuyo funcionamiento encarecerá el coste de energía eléctrica y afectará al débil proceso de actual recuperación de la economía peruana. La próxima paralización planificada del ducto de Camisea desvela, una vez más, la inexistencia de una planificación energética a largo plazo. El Estado peruano ha coadyuvado, promovido y subvencionado la profundización de la dependencia del sector eléctrico del gas natural y del diesel, la metanización y dieselización del sistema de generación eléctrica. La innecesaria intromisión del Estado en garantizar y viabilizar negocios energéticos privados, con dinero sustraído de los usuarios, implica que asuma las demandas internacionales de las mismas empresas a las que facilitó el negociado energético más despreciable de la historia del Perú. La primera de las demandas esperadas es la presentada ante la CIADI por la ex-socia de Odebrecht en la construcción del GSP, la empresa española ENAGAS. Una multimillonaria demanda que le podrá costar al Estado peruano más de 500 millones de dólares.

El Estado peruano no aprende las duras lecciones que recibe periódicamente. Su intromisión en lo que inicialmente era un negocio privado, el Gasoducto Sur Andino de Kuntur, le podría costar al Perú, cientos de millones de dólares, si prospera la demanda de ENAGAS. Por entrometerse donde nadie lo llama, el Estado deberá desembolsar dinero del erario nacional para abordar futuras demandas. La llegada de Martín Vizcarra, evidentemente, no estaba asociado a un cambio radical de la política energética y, por tanto, a la visión estatal de la futura evolución del GSP. Absurdamente, el Estado peruano ha asumido un problema que no es suyo: garantizar el suministro de gas al Nodo Energético del Sur, NES, un grupo de centrales térmicas duales, con una potencia total instalada de 1455 MW y una inversión total de 822 millones de dólares. Es importante recordar que los usuarios eléctricos deberán pagar más de 1820 millones de dólares en 20 años, cargados en la tarifa eléctrica. Así, el Estado peruano, con el dinero de los usuarios pagará por estas instalaciones térmicas funcionen o no funcionen, se les suministre o no suministre gas. Un negocio redondo para las compañías que gestionan el Nodo Energético del Sur y una astuta artimaña legal para financiar proyectos eléctricos que nadie abordaría en un entorno de mercado realmente competitivo.

La artificiosa creación de la demanda de gas del Nodo Energético del Sur significó que el lobby local se inventó la excusa perfecta para presionar por la construcción del GSP. El chantaje del NES consiste en amenazar al Estado peruano: o construyes el GSP y accedo a un suministro seguro de gas o tengo la suficiente malicia empresarial para obligar al SEIN a consumir diesel en ingentes cantidades, y por tanto, a elevar el precio de la electricidad. En unas semanas se paralizará el gasoducto de Camisea y los usuarios libres, principalmente, experimentaran el gusto de tener un Nodo Energético a diesel funcionando a plena carga. Jaque mate en dos jugadas al Estada peruano. El funcionamiento del Nodo Energético del Sur, quemando diesel, con las terribles implicaciones para la economía nacional, en el corto plazo, es uno de los signos inequívocos de inexistencia en el Perú de una estrategia energética a largo plazo.

En tanto, ante el fracaso del GSP, el lobby local del gas presiona al Estado peruano para que inicie una nueva licitación del GSP, evidentemente bajo una nueva modalidad de inversión, puesto que los ingresos garantizados es una modalidad que ya huele bastante mal para los usuarios eléctricos. El Estado peruano no debería presentar demasiado interés en buscar soluciones al suministro del NES, puesto que se convierte en complice de futuros negociados energéticos. En cualquier caso, las empresas dueñas de las centrales del NES disponen de un contrato de pago por potencia que garantiza sus inversiones térmicas, pero quieren más. Desean participar activamente en el negocio eléctrico, léase facturar por venta de energía.

La Nueva Solución Creativa: Un Gasoducto Costero para el NES

El Estado peruano, en lugar de dar un paso al costado y preparar su litigio ante la demanda de la empresa española ENAGAS, sigue empecinado en lanzar el gasoducto del NES, buscando nuevas y creativas opciones. Una de las propuestas es ampliar el ducto que suministra gas natural a la Región Ica hasta Ilo y Mollendo. Para apantallar el objetivo inicial, suministrar gas natural al NES, se ha desplegado toda una campaña informativa para incorporar la licitación de un polo petroquímico a su nueva propuesta de gasoducto. Además de, ahora sí, masificar el uso del gas natural en las grandes ciudades del sur.

La nueva propuesta encontrará la feroz resistencia de la Región Cusco, puesto que lleva más de una década de simple observador de la construcción de instalaciones energéticas que succionarán sus últimos recursos de gas natural existentes. La extracción de la mayor riqueza energética que dispone la región no ha servido para dinamizar la economía del Cusco. El Estado peruano debería preocuparse por garantizar que en las próximas décadas la Región Cusco pueda aprovechar una recurso fósil, agotable y efímero, como energía de transición, a emplear de forma inteligente y eficiente. Las autoridades cusqueñas deberán actuar con decisión y seriedad o deberán responder ante la historia por su inacción. Entre las acciones que deberían adoptar es la elaboración de estudios que permitan maximizar el aprovechamiento del gas natural en la Región del Cusco para dinamizar su economía en los próximos 40-50 años.

El Estado peruano debería preocuparse por licitar un gasoducto que entregue, dos décadas después de iniciar la explotación de Camisea, el gas natural al Cusco, bajo un esquema tecnológico que maximice el aprovechamiento del gas natural y proporcione bienes y servicios con valor añadido. El Perú tiene una deuda energética histórica con la Región Cusco, por tanto, el nuevo Gasoducto del Sur deberá beneficiar principalmente a los cusqueños y, consecuentemente, a las grandes ciudades del sur del Perú, antes que garantizar el suministro de gas natural al NES, que con un contrato por pago de potencia garantiza la recuperación de sus inversiones.

Además, la concepción de un nuevo gasoducto deberá analizar con seriedad los errores cometidos con el suministro del gas al centro del país. El error más destacable fue la incapacidad de generar una demanda de calor que maximice la eficiencia del aprovechamiento de un recurso fósil tan escaso y densamente concentrado como es el gas natural. Ventajosamente, las regiones del sur tienen promedios de temperatura que hacen viables la instalación de sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria a consumidores domésticos, comerciales e industriales. En este sentido, los sistemas de cogeneración permitirían suministrar calor y electricidad a diferentes distritos del Cusco, Juliaca, Puno y Arequipa. La eficiencia de los sistemas de cogeneración es del orden del 80% frente al 50% de eficiencia de las centrales de ciclo combinado. En el norte de Europa existen innumerables experiencias de sistemas de cogeneración que suministran calor y electricidad a las ciudades, por lo que es una tecnología madura y más rentable económicamente que las ineficientes centrales de ciclo combinado que sólo transforman el 50% de la energía del gas en electricidad, el 50% se expulsa a la atmósfera.

La construcción de un ducto costero al NES reduciría sustancialmente la capacidad de consumo de gas natural en las grandes ciudades del sur del Perú. El consumo de gas natural en la Región Lima es de aproximadamente 385 MMPCD, en las centrales de generación eléctrica en Chilca, y 287 MMPCD en transporte, industrias, comercio y residencial desde el City Gate en Lurín. Redondeando unos 700 MMPCD para la Región Lima y Callao, con más de 10 millones de habitantes. Las 4 grandes ciudades de la sierra del sur del Perú, Arequipa, Cusco, Juliaca y Puno, en total suman casi dos millones de habitantes, que podrían conformar un consumo de 150 MMPCD, exagerando e incluyendo un polo petroquímico. Los 2 TCF que exige el NES para su funcionamiento y facturar unos cientos de millones anuales adicionales en términos de venta de energía se esfumarían en unos 20 años. Esos mismos 2 TCF para las grandes ciudades del sur del Perú significaría un horizonte de 40 años de transición energética y conformación de un polo petroquímico.

En conclusión, la nueva propuesta del GSP costero no responde a los intereses de las regiones del sur. Es una propuesta que responde a los intereses de un reducido grupo de empresas, que gracias a un Estado obsecuente y servil financiador de sus negocios privados, sueña con tener su ducto propio al NES. Las autoridades del Cusco y de las regiones del sur deberán presentar iniciativas que prioricen el uso del gas natural de Camisea en la creación de un nodo petroquímico, principalmente en la generación y calor para los consumidores domésticos, comerciales e industriales. La generación de electricidad y calor en centrales de cogeneración exigen la construcción de un moderno sistema de distribución eléctrica y térmica en las grandes ciudades del sur así como la actualización y modernización del sistema de distribución actualmente existente. Sin olvidar que es necesario implementar medidas de planificación y ordenamiento del sector del transporte y medidas de eficiencia energética en el sector de edificación y distribución eléctrica de las grandes ciudades del sur, para aplazar el horizonte del uso de gas natural en algunas décadas más.