SIRIA y LA GUERRA DE LOS DUCTOS – II

En la segunda parte de la guerra de los ductos se analiza el rol de Turquía en el conflicto armado sirio y la situación actual de la economía y del sector energético sirio después de más 7 años de enfrentamientos armados. Asimismo, se plantea un escenario futuro extremo, en la confrontación global de las grandes bloques hegemónicos por el control de los recursos energéticos, que remite a la idea de implementación de políticas militarizadas de subordinación y conquista de los recursos naturales y energéticos por la fuerza. En esta ocasión, la conquista y sometimiento militar no se planifica por un despiadado partido nazi, bajo argumentos racistas y necesidad de ampliar su espacio vital, sino que sería dirigido por centros de poder político mundial para apoderarse de los hidrocarburos y otros recursos naturales que garanticen el estilo de vida de las opulentas y derrochadoras sociedades industrializadas.    

La Conexión Turca

La mejor opción de suministro energético para la Unión Europea es disponer de un acceso seguro a las ingentes reservas de gas natural existentes en Qatar, un aliado incondicional de las potencias occidentales, y a los recién descubiertos yacimientos de gas offshore en el Mediterráneo Oeste, en las costas de Israel y Egipto. La interdependencia económica entre la Unión Europea y Qatar se constata por las estrechas relaciones económicas existentes entre Europa y el reino del golfo pérsico. En el año 2017, Qatar suministró el 91% del consumo de GNL en Italia y Reino Unido, así como el 96% y 19% de la demanda de GNL de Bélgica y España, respectivamente. Asimismo, inversionistas del reino de Qatar son dueños del 17% de Volkswagen; del 10% de Porsche; del 9% del gigante alemán de la construcción Hochtief; y del 3% de Siemens. Las inversiones qataríes son también muy importantes en Gran Bretaña: Qatar es el principal accionista de la Bolsa de Londres, con el 20 % de las acciones. Además, Qatar es el principal accionista de Barclays y dueña del 95% del edificio más alto del Reino Unido, el edificio Shard. Las acciones e inversiones en importantes empresas de la Unión Europea proporcionan a Qatar capacidad de decisión y presión innegables.

El único inconveniente para los planes europeos de acceso seguro a las inmensas reservas de gas natural de países aliados del golfo pérsico es que los futuros gasoductos deberán atravesar un país no muy querido en Occidente: Siria. Siria, es una aliada incondicional de Rusia, que dispone precisamente en ese país de dos importantes bases militares en el Mediterráneo: Tartus y Hmeymin. Por otro lado, Siria es aliada de Irán, una potencia económica y militar emergente en el Medio Oriente. Ambos países tienen cuentas pendientes con Israel y sus propios intereses geo-energéticos a largo plazo. En todo este entramado de geopolítica energética, Turquía juega un rol especial en calidad de país de transito del gas del Mar del Caspio y del Golfo Pérsico hacia Europa, figura 15.

Figura 15: Infraestructura de gasoductos y oleoductos existentes y en construcción para el suministro y transito por Turquía, EIA.

El principal interés de Turquía en el negocio del gas natural es maximizar su estratégica situación geográfica para obtener beneficios económicos del transito de gas por su territorio. Sin reservas de gas natural, el suministro de la demanda turca de gas natural proviene de los gasoductos de Rusia, Irán y Azerbaiyán, con 23,2; 7,7 y 6,5 bcm, respectivamente. Asimismo, Turquía importa 7,7 bcm de GNL, principalmente de Argelia, Nigeria y Qatar. En total, en el año 2016, el consumo de gas natural de Turquía superó los 45 bcm. En la actualidad, a mediados del año 2018, aún no se ha finalizado la construcción de los gasoductos Turkish Stream y South Caucasus Expansion, SCPX, que en conjunto garantizarán un incremento del consumo interno de gas en Turquía en 21,75 bcm anuales, y una capacidad de transito de gas natural a Europa, a través de los Balcanes, de 25,75 bcm anuales desde Rusia y Azerbaiyán, figura 15, aproximadamente el 7% de las importaciones de gas a Europa en el año 2017. El coste de importación de 360 bcm de gas natural a la Unión Europea, en el año 2017, superó los 75 billones de €uros. Un buen negocio. Al año 2020, las importaciones de gas en la Unión Europea deberían aumentar en 100-150 bcm, necesarios para cubrir la reducción de la producción de gas natural en Europa y el futuro incremento de la demanda. Turquía, gracias a Ucrania, se ha convertido en un puente de gas natural a Europa desde Rusia y obstruirá cualquier intento de Siria de garantizar el transito del gas iraní a Europa y de entrometerse en sus lucrativos negocios energéticos. Si es necesario se recurrirá a la fuerza. A fin de cuentas son sólo negocios.

Siria, un Peón en el Ajedrez Energético Mundial

Los grandes medios de desinformación analizan el conflicto armado en Siria desde la perspectiva de enfrentamiento entre un régimen dictatorial y autoritario, apoyado por Rusia e Irán, y bandas armadas ilegales, ansiosas por implantar la democracia occidental, apoyadas por Estados Unidos, la Unión Europea y los reinos autocráticos del golfo pérsico, particularmente Arabia Saudí y Qatar. Sin embargo, un análisis energético que no se límite a cuestiones estrictamente políticas permite obtener una comprensión más completa de la delicada situación en ese atribulado país.

Según información de la U.S. Energy Information Administration, EIA, en el año 1996, Siria alcanzó su pico de producción de petróleo, con casi 600 mil barriles diarios. En el año 2010, la producción de petróleo en Siria fue de 385 mil barriles diarios de petróleo y un consumo de casi 300 mil barriles diarios, según la empresa italiana ENI. Al año 2016, las reservas probadas de crudo en Siria eran de 2,5 billones de barriles. La capacidad de refinación de las refinerías sirias era de 240 mil barriles diarios, insuficiente para satisfacer la demanda interna y obligando al Estado sirio a importar derivados de petróleo, figura 16. Entre los años 2004 y 2008, la caída de producción de crudo desde 500 mil a 400 mil barriles diarios, coincidente con un pico de los precios internacionales de crudo, obligó al Estado sirio, en el año 2008, a dejar de subsidiar los derivados de petróleo, generando malestar en la población más vulnerable y afectando a la producción agrícola, caracterizada por un elevado consumo de diesel para el bombeo de agua subterránea. En relación al gas natural, la producción en Siria, en el año 2010, según la italiana ENI, fue de alrededor de 8,64 bcm mientras que el consumo superó los 9,3 bcm. Siria era prácticamente autosuficiente en el suministro de la demanda local de gas natural, la pequeña diferencia de 0,6 bcm se importaba desde Jordania a través del gasoducto Árabe, que transportaba gas natural desde los yacimientos egipcios. A finales del año 2016, las reservas probadas de Siria apenas alcanzan los 300 bcm, suficiente para garantizar la demanda siria del año 2010 durante 30 años. Los datos presentados indican, que a diferencia de Irak y Libia, el peso energético especifico internacional y regional de Siria en el mercado de crudo y gas natural, antes del inicio del conflicto, era simplemente insignificante e incluso se había convertido un importador de relativamente pequeños volúmenes de derivados de petróleo y gas natural. A pesar de esta circunstancia, en el quinquenio anterior al inicio de las manifestaciones de protestas antigubernamentales, las cifras macroeconómicas sirias eran muy halagüeñas: 5% de crecimiento promedio anual del producto interno bruto, tan sólo 8% de desempleo y la aparición de una pujante clase empresarial. Nada hacia presagiar que el país sería bombardeado, invadido y desmembrado en unos pocos años, con lo consecuente secuela de destrucción y muerte.

Figura 16: Evolución de la producción, consumo, exportación e importación de crudo y derivados en Siria entre 1980 y 2014, EIA.

Desde el año 2000, Turquía y Qatar llevaban a cabo conversaciones para la construcción de un gasoducto que conecte el yacimiento qatarí North Dome con la infraestructura gasífera europea desde Turquía. Las intenciones de construir un gasoducto de 1500 kilómetros y 10 mil millones de dólares, que atravesaría Arabia Saudí, Jordania y Siria, encontraron una cerrada oposición en el gobierno sirio. La construcción del gasoducto qatarí afectaría seriamente los intereses geo-energéticos y económicos rusos, principales suministradores de gas a Europa y aliados económicos y militares del Estado sirio. En el año 2009, el gobierno sirio declinó la propuesta turco-qatarí de construcción del gasoducto. El gran proyecto turco-qatarí se estrelló con los particulares intereses geo-energéticos y geopolíticos sirios, iraníes y rusos en el Oriente Próximo. Una afrenta que no podía quedar sin castigo de los aliados y protectores globales del reino qatarí: Estados Unidos y la Unión Europea, que inmediatamente iniciaron la implementación de sus planes de conspiración y desestabilización del gobierno sirio a través del financiamiento de grupos opositores y entrenamiento de bandas armadas extremistas, con un objetivo declarado concreto: iniciar un conflicto armado inducido, destruir al ejercito sirio y derrocar al internacionalmente reconocido y legítimo gobierno sirio.

Además, por intereses geopolíticos y afinidades religiosas, en paralelo, mientras evolucionaba la propuesta turco-qatarí, el gobierno sirio negociaba la construcción de un gasoducto que conecte el inmenso yacimiento iraní de gas natural South Pars con la costa del Mediterráneo en Siria. Desde la costa mediterránea siria se construiría un gasoducto submarino hasta Grecia, y cruzando el mar Adriático, se alcanzaría las costas italianas y el mercado italiano, con un consumo anual de gas natural de 64,5 bcm. En la construcción del gasoducto terrestre y submarino participarían grandes consorcios y empresas energéticas y constructoras rusas. Por tanto, aunque el gasoducto iraní afectaría al rol ruso de principal suministrador de gas natural a Europa, el impacto sería controlado desde dentro y se reforzarían los intereses estratégicos y geo-energéticos comunes de Rusia, Siria e Irán en el Oriente Próximo, frente a las intenciones hegemónicas americanas y de sus aliados saudíes y qataríes en esa convulsa región. En junio del año 2011, en la ciudad iraní de Bushehr, cuando las manifestaciones y protestas en Siria parecían estar bajo control de las fuerzas gubernamentales, Irak, Irán y Siria firmaron un memorando de entendimiento para la construcción del gasoducto sirio-irakí-iraní, que desde Irán atravesaría Irak y Siria hacia el mercado europeo, denominado Islamic Gas Pipeline, evitando cruzar el territorio del incomodo vecino turco. La conexión de un gasoducto, con una capacidad de transmisión de 40-50 bcm/año, al sur de Italia desde los yacimientos iraníes afectaría muy levemente los intereses geo-energéticos rusos. En Italia, el principal competidor sería el gas importado desde Holanda y Noruega, con una producción en franca reducción; y desde Libia y Argelia, países muy inestables y con serios problemas sociales y económicos. En total, en Italia existe una cuota del mercado europeo de gas natural de 37 bcm muy accesible a otros competidores y que podría ser asumido por el Islamic Gas Pipeline.

Desde entonces la historia de Siria es la historia de una crónica de destrucción, muerte y caos social anunciados. El gobierno sirio acusa a Turquía, Qatar, Arabia Saudí, Estados Unidos y a la Unión Europea de entrenar, financiar y armar a bandas armadas terroristas en una lucha despiadada y sangrienta contra el ejercito y el pueblo sirio, con el objetivo declarado de apartar del poder, por la fuerza, al presidente del gobierno sirio. Los amigos de Siria, un grupo conformado por la Unión Europea, Estados Unidos y sus acólitos de las autocráticas monarquías sunitas, acusan al gobierno y al ejercito sirio de graves violaciones de los derechos humanos contra el pueblo sirio e incluso bombardear ciudades con armas químicas. Entre marzo del año 2011 y finales de septiembre del año 2015, el ejercito sirio apenas controlaba un limitado territorio del país y combatía desesperadamente por no entregar a las fuerzas antigubernamentales la ciudad de Alepo, mientras que diversos grupos rebeldes y terroristas controlaban amplias superficies del país, figura 17. El Estado Islámico controlaba los yacimientos sirios de petróleo y gas, cuya producción exportaba a Turquía para financiar sus actividades terroristas. Desde el 30 de septiembre del año 2015, a solicitud del gobierno sirio, las fuerzas armadas rusas intervienen en el conflicto, coadyuvando la recuperación de amplios territorios y de un importante número de instalaciones de extracción de gas y petróleo, figura 17 y 18.

Figura 17: Evolución de los territorios controlados por el gobierno y grupos armados en Siria entre 2015 y 2018, Syrian War Map.

Figura 18: Mapa de la infraestructura energética, oleoductos y gasoductos, de Siria, Libano, Israel y Jordania, EIA.

A inicios de junio del año 2018, Siria se encuentra dividida en varias zonas de influencia, figura 17. La balcanización de Siria es un hecho casi consumado. El gobierno sirio ha recuperado un amplio territorio, anteriormente ocupado por bandas armadas opositoras y terroristas, y liberado la ciudad económicamente más importante de Siria, Alepo. Asimismo, ha expulsado las bandas terroristas de distritos contiguos a Damasco y se prepara a liberar los territorios ocupados por la organización terrorista Ahrar Al-Sham, antes Frente Al-Nusra, en la provincia Daraa, en la frontera con Jordania. Los kurdos sirios, con financiación y entrenamiento militar americano, han conquistado, en el margen izquierdo del río Eufrates, yacimientos de petróleo y gas así como territorios, sin población kurda, que pertenecen a otras minorías étnicas. El objetivo mínimo kurdo es negociar un territorio con amplia autonomía dentro del Estado sirio. Sin descartar, que el apoyo militar americano garantizaría a los kurdos sirios la creación de un Estado propio, “a lo Kosovo”, con la condición de apropiarse de los yacimientos de gas y petróleo conquistados. Al fin y al cabo alguien debe pagar la cuenta y el nuevo Estado kurdo deberá disponer de ingresos asegurados por la venta de hidrocarburos.

En enero del año 2018, el ejercito turco invadió el enclave kurdo de Afrin, un territorio bajo control de las milicias kurdas al norte de Siria, consideradas bandas terroristas por el gobierno de Turquía. Contraviniendo los convenios internacionales, Turquía, miembro de la OTAN, ha invadido el territorio de un país soberano, con la excusa de expulsar milicias terroristas, con el apoyo directo de una organización armada, Ahrar Al-Sham, antes Frente Al-Nusra, asentada en la provincia de Idlib, al norte de país y que el gobierno sirio califica de banda terrorista. Turquía considera a las milicias armadas kurdas, apoyados por el gobierno americano, organizaciones terroristas y está decidido a destruirlas y no permitir, bajo ninguna circunstancia, la formación de ningún Estado kurdo en sus fronteras. En este sentido, Turquía ya ha creado una zona de amortiguamiento en territorio sirio, expulsando a las milicias kurdas sirias de un importante sector de la frontera entre Turquía y Siria.

Finalmente, desde el año 2016, las fuerzas armadas de los Estados Unidos han ocupado un significativo territorio sirio en la frontera entre Siria, Jordania e Irak, impidiendo el acceso a las fuerzas gubernamentales y estableciendo un campo de entrenamiento de grupos rebeldes armados, en el cruce fronterizo de Al-Tanf, opositoras al gobierno sirio. La presencia ilegal de las fuerzas armadas americanas en territorio sirio, sin autorización del gobierno sirio y sin mandato de la ONU, es una flagrante violación del derecho internacional y desvela los intereses americanos de “balcanizar” Siria y evitar la recuperación de su integridad territorial. Por otro lado, la decidida intervención de las fuerzas iraníes en el conflicto sirio ha despertado los recelos de Israel. El gobierno de Israel ha declarado que considera la presencia militar iraní en territorio sirio como una amenaza a su seguridad nacional y que no permitirá el establecimiento de bases militares de Irán. En el mes de mayo del año 2018, Israel ha atacado varias veces instalaciones militares iraníes en Siria, causando graves daños a la capacidad ofensiva de las fuerzas iraníes. Por tanto, existe el riesgo real de un enfrentamiento directo entre dos potencias militares regionales en territorio sirio: Israel e Irán, con impredecibles consecuencias para la frágil estabilidad de Oriente Próximo.

7 años de enfrentamientos armados han destruido la economía siria. Según datos de UNICEF, el conflicto armado ha causado medio millón de muertos, 5,5 millones de refugiados fuera de Siria y más de 6,1 millones de desplazados dentro del país. Debido a los ataques a las infraestructura de suministro de agua, más de 16 millones de personas no tienen acceso al agua potable. La mitad de los hospitales del país no se encuentran operativos, afectando la salud de millones de personas. Asimismo, se ha destruido uno de cada tres centros educativos, 2,8 millones de niños no pueden recibir educación en Siria. El 85% de los sirios vive por debajo del umbral de la pobreza. La esperanza de vida en Siria se ha reducido en 15 años. Según el Banco Mundial, el coste económico de los primeros 6 años de enfrentamientos armados superan los 250 mil millones de dólares, más del 200% del producto interior bruto de Siria en el año 2011. El producto interior bruto de Siria, entre el año 2011 y 2014, se redujo en un 53%. La ausencia del conflicto armado en Siria hubiese implicado tasas de crecimiento entre el año 2011 y 2014 superiores al 5%. La destrucción del sistema hospitalario sirio podría causar en el futuro más muertes que en los años de guerra. La continuación de la guerra hasta el año 2020 incrementaría el coste de la guerra a 1,3 billones de dólares, superior al producto interior bruto de España.

En el plano energético, la producción de gas natural en Siria, entre los años 2010 y 2016, se redujo de 8,64 bcm a 3,74 bcm; mientras que el consumo de gas natural pasó de 9,31bcm a 3,74 bcm. El impacto del enfrentamiento armado es incuestionable, la producción y el consumo se ha reducido en casi tres veces. El consumo per capita, según información de la compañía petrolera italiana ENI, en periodo analizado, ha experimentado una reducción de 449 metros cúbicos, en el año 2010, a 201 metros cúbicos, en el año 2016. En relación al petróleo, la producción en Siria en el año 2010 fue de 385 mil barriles diarios. Al año 2016, la producción de crudo en Siria apenas alcanzó 25 mil barriles diarios. El consumo de petróleo en el país, entre los años 2010 y 2016, se redujo de 299 mil barriles diarios a 125 mil barriles diarios. Si en el año 2010, Siria presentaba un superávit de 86 mil barriles diarios, en el año 2016, Siria apenas producía una quinta parte del consumo diario de petróleo. Serán necesarios muchos años para que Siria recupere su capacidad energética previa al conflicto.

Conclusiones

En un escenario futuro, la Unión Europea pretende reducir su elevada dependencia del gas ruso, diversificando su cartera de países suministradores de gas natural. El consumo de gas natural en la Unión Europea se incrementó en 72 bcm entre el año 2014 y 2017, un aumento del 14%. En el año 2017, el gas ruso con 156,1 bcm representó el 31,8% del consumo total de gas natural y el 43% de las importaciones de la Unión Europea. Se espera que entre el año 2018 y 2020, el aumento del consumo de gas natural en la Unión Europea oscile alrededor de los 100-150 bcm. La producción de gas natural en algunos países europeos se encuentra en franca reducción. En este sentido, la producción conjunta de gas natural de la Unión Europea y Noruega, en el año 2017, con 128 bcm representó el 26% del consumo total y experimentó una reducción de 3% con respecto al año 2016. Noruega ha anunciado que su producción de gas natural se reducirá de 124,2 bcm, en el año 2017, a 121,2 bcm en el año 2018. Es importante indicar que por primera vez, en el año 2017, Holanda se ha convertido en un importador neto de gas natural. Por tanto, la diversificación del suministro de gas natural a la Unión Europea y la reducción de la dependencia energética de Rusia dependerá del acceso a los inmensos yacimientos de gas natural en el Oriente Próximo, especialmente a los yacimientos de Qatar, gran aliado de los países europeos y Estados Unidos. En cualquier caso, la intención europea de acceder a los inmensos yacimientos de Qatar en el golfo pérsico se enfrentan a la cerrada oposición de Rusia y sus aliados en esa convulsa región: Siria e Irán. El conflicto armado en Siria y la muy probable división del país en zonas de influencia ruso-iraní y americano-europea es un signo inequívoco del enfrentamiento de las grandes potencias por el control de los recursos energéticos.

La opción de importar indiscriminadamente GNL desde los Estados Unidos, al parecer, no es un solución económicamente viable para Europa, por el elevado coste económico del GNL americano, aunque si una opción política. Por ejemplo, Polonia y Ucrania están dispuestas a comprar gas licuado americano por consideraciones estrictamente políticas. En el año 2017, los Estados Unidos exportaron el equivalente a 17,2 bcm de GNL, tan sólo 2,2 bcm se exportó a la Unión Europea. La demanda y los precios del gas natural en Asia se incrementaron significativamente, en el año 2017, prefiriendo los americanos exportar el GNL a los mercados asiáticos. Negocios son negocios. La penetración del GNL americano en el mercado europeo se avizora como un proceso bastante lento. En el año 2016, la exportación total de GNL americano fue de apenas 4,4 bcm, de los cuales 1 bcm se exportó a Asia y 0,5 bcm a Europa. En total, en el año 2016, según datos de BP, Estados Unidos exportó 64,7 bcm pero importó 82,5 bcm desde gasoductos de Canadá y el equivalente 2,5 bcm en GNL desde Noruega y Trinidad y Tobago. Por tanto, el balance energético americano en gas natural es aún netamente importador, aunque sus exportaciones se han incrementado sustancialmente el año 2017, especialmente dirigido al insaciable mercado asiático.

En el enfrentamiento de las grandes potencias por el control de los recursos energéticos mundiales, existen varios frentes abiertos, el conflicto armado en Siria es uno de los frentes más sangrientos y despiadados de la confrontación global de los grandes bloques hegemónicos por el control de los recursos energéticos. En el frente de Ucrania, además de reintegrar la península de Crimea a su territorio, Rusia ha debido redireccionar sus flujos de exportación de gas a la Unión Europea, bordeando por el mar Báltico y por el mar Negro a la impredecible e inestable Ucrania. En el año 2019, la finalización de la construcción de los gasoductos Nord Stream II y Turkish Stream permitirá a Rusia disponer de una capacidad adicional de exportación de gas equivalente a 70,75 bcm. Es importante indicar que, en el año 2017, Rusia exportó a la Unión Europea 156,1 bcm de gas natural, con un incremento del 12% en comparación al año 2016. En el año 2017, 68 bcm del gas natural ruso transitó por territorio ucraniano. La construcción de nueva capacidad de transmisión gasífera permitirá a Rusia cerrar los ductos que atraviesan Ucrania y reducir en 3 mil millones de €uros el presupuesto anual ucraniano, que desde el año 2015 no compra directamente gas ruso. Además, en diciembre del año 2017, Europa recibió el primer embarque de GNL ruso desde la planta de licuefacción Yamal, con una capacidad anual de 16,5 millones de toneladas.

Los grandes perdedores por la construcción del gasoducto de Qatar a Turquía, – a través de Arabia Saudí, Jordania y Siria -, serían Rusia y Estados Unidos. El gas ruso se enfrentaría a un competidor muy serio, con importantes reservas a escala global y envidiables conexiones con los gobiernos europeos. Asimismo, el GNL americano tendría grandes dificultades de competir con el gasoducto qatarí a Europa. No obstante, Estados Unidos y la Unión Europea han realizado importantes avances en la creación de una zona de libre comercio, que podría garantizar la competitividad del gas licuado americano en Europa frente al gas natural proveniente de Rusia y Argelia, un país africano con problemas económicos y sociales mucho más serios que Siria, antes del inicio del conflicto, y que suministra alrededor del 11,4% de las importaciones de gas natural a la Unión Europea, unos 41,5 bcm, fácilmente asignables a los socios americanos dentro de una zona de libre comercio europeo-americana o a los aliados qataríes en Oriente Próximo, por las buenas o por las malas. Además, existen otros pequeños jugadores en el negocio de venta de GNL a Europa, que podrían ser rápidamente desplazados del mercado europeo, a favor de los socios americanos y qataríes, como Nigeria, Perú y Trinidad y Tobago, con casi 13 bcm y 3,5% del volumen de importaciones de gas a la Unión Europea. En total, 54,5 bcm que podrían con relativa facilidad cambiar de dueño, mientras se reestructura el sistema de transporte de gas europeo para minimizar la presencia del gas ruso en Europa, afectando la solidez económica del mayor exportador de gas natural del mundo y rival geopolítico y militar directo por la hegemonía global.

Las potencias hegemónicas globales consideran vital controlar no sólo las reservas y extracción de hidrocarburos sino también las rutas de trasporte y suministro energético. El nivel y los frentes de confrontación global de las grandes potencias industrializadas está condicionada por la distribución geográfica de los recursos energéticos y por la conformación de alianzas e influencias con las potencias regionales y los países en desarrollo, en teoría dueños de los territorios con riquezas hidrocarburíferas. En teoría, porque las grandes potencias militares han demostrado que la soberanía de los pueblos en un simple formalismo, sin ningún derecho efectivo, avalado por acuerdos internacionales que las potencias hegemónicas simplemente no respetan. Algunos ejemplos prácticos de que la inviolabilidad de la soberanía no se basa en las leyes y tratados internacionales son los bombardeos e invasiones a países como Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia, Siria y Yemen.

En los años 20, en la destruida y humillada Alemania, después de la primera guerra mundial, los nazis, un marginal grupo político, ampliaron y, posteriormente, al tomar el poder, implementaron una vieja idea de los pensadores alemanes del siglo XIX: Lebensraum o espacio vital. La idea central del Lebensraum alemán es bastante sencilla: los pueblos tienen derecho a la tierra que son capaces de conquistar y defender de manera efectiva. La actual confrontación global por el control de los recursos energéticos se asemeja a una versión moderna del Lebensraum nazi: una demencial implementación práctica de una especie de Lebensraum energético. En un entorno de escasez, la apropiación militar de los recursos energéticos se basa en la disyuntiva de garantizar la supervivencia y prosperidad de las opulentas sociedades industrializadas o deslizarse peligrosamente a una situación de decrecimiento económico que podría derivar en graves problemas de inestabilidad económica y social. La desproporcionada superioridad militar de los principales centros de poder político y económico mundial les garantiza la capacidad de destrucción y aniquilación de pueblos enteros, con la inmoral intención de apoderarse de sus recursos naturales y energéticos para preservar el derrochador y consumista estilo de vida de las sociedades industrializadas, una reducida minoría de la población mundial. El retorno de un darwinismo social militarizado, que a diferencia de los años 30 del siglo XX, no es liderado por marginales grupos neonazis sino por las fuerza armadas y servicios de inteligencia de las naciones militarmente más poderosas del planeta, es una probabilidad repetible en los años venideros, y no rememora simplemente una circunstancia lejana, olvidada y coyuntural relacionada con las políticas violentas, racistas y despiadadas de los nazis alemanes casi 90 años atrás. El horizonte planteado permite concluir con una reflexión desoladora: los países en desarrollo, dueños de recursos naturales y energéticos, deberán elaborar estrategias militares de defensa para evitar el hambre, atraso y miseria de sus pueblos mientras se garantiza la opulencia de las sociedades industrializadas.