BALANCE ENERGÉTICO DEL PERÚ 2015

Actualmente, la economía peruana se desenvuelve en un entorno geopolítico internacional complejo y en un fase de recesión global capitalista. Las proyecciones de crecimiento nacional son periodicamente recortados tanto por organismos financieros nacionales e internacionales y el gobierno nacionalista consume sus últimos meses de gobierno sin presentar ni mucho menos implementar una política energética a largo plazo que permita desencadenar al Perú de una suicida dependencia de los recursos fósiles. Asimismo, la diferencia entre las predicciones del crecimiento y la construcción de nuevas instalaciones eléctricas puede crear un serio problema de sobreinstalación eléctrica en los próximos años, con el consiguiente impacto en el funcionamiento del mercado eléctrico nacional. Por otro lado, la problemática del Lote 192 ha desvelado la profunda ignorancia en temas energéticos del actual gobierno peruano. El Lote 192 una incomoda herencia para un futuro gobierno que deberá afrontar el problema de la dependencia del petróleo desde otra perspectiva.

PBI y Demanda de Energía

Existe una estrecha relación entre la demanda de energía y la evolución del PBI, y por tanto, con el crecimiento económico de un país. Por ejemplo, el PBI del Perú entre 2000 y 2013 presentó tasa promedio anual de crecimiento del 5,8% y la tasa promedio anual de crecimiento de la demanda de energía fue de 3,7 %. Las predicciones de la demanda de energía, en los más relevantes informes gubernamentales de los últimos años, se han realizado en base a un proceso de expansión del capitalismo peruano que, al parecer a llegado a su fin, al igual que su modelo de crecimiento concentrado en la explotación de recursos primarios de exportación con un prácticamente nulo valor añadido industrial. El Instituto Nacional de Estadística e Informática, INEI, indica que el crecimiento económico de Perú en términos de PBI fue del 3.0% respecto al mismo periodo del año anterior. En el primer semestre de 2015, el PBI peruano se incrementó en 2,4%, y en los últimos cuatro trimestres acumuló un reducido incremento del 1,9%. El PBI desestacionalizado en el segundo trimestre del 2015 se incrementó en 1,2% en relación al trimestre inmediatamente anterior. En la figura 1, se observa con claridad la desaceleración del crecimiento de la economía peruana en los últimos 3 años.

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Figura 1: Evolución del Producto Bruto Interno, PBI, y de la demanda interna entre el año 2008-2015.

Las predicciones de crecimiento de la economía peruana indican valores de 2,7% y 3,0% para el año 2015 y 2016, respectivamente, muy por debajo del 5,9% experimentado en los años 2013-2014. Los Planes Energéticos Nacionales elaborados en periodos de bonanza económica y desbordado optimismo en el futuro revelan una situación de grave riesgo en la toma de decisiones de política energética a largo plazo. Los errores en temas energéticos a largo plazo pueden poner en serio peligro la débil estabilidad social y económica en un país con lacerantes diferencias sociales.

Es evidente que la desaceleración del PBI peruano afectará al crecimiento de la demanda de energía y obligará a replantear los planes energéticos en un entorno de reducido crecimiento económico nacional. Asimismo, la recesión de los países industrializados – USA, Unión Europea, Rusia – así como la desaceleración económica que experimenta China, afectará la recuperación económica del Perú. En octubre del presente año, el Fondo Monetario Internacional redujo a 2,4% la predicción de crecimiento para el Perú en el año 2015.

Así, en noviembre del año 2014, el Ministerio de Energía y Minas, MINEM, publicó el documento «Plan Energético Nacional 2014-2025». En el mencionado documento se presentaron proyecciones de la demanda de energía en el horizonte 2014-2025 para dos escenarios de crecimiento económico: un escenario optimista – escenario base – y un escenario conservador – escenario alternativo. En el escenario optimista se espera un crecimiento económico promedio anual de 6,5%, mientras que en el escenario conservador se espera un crecimiento económico promedio anual de 4,5%. En la figura 2, se muestran las proyecciones de la demanda de energía final para los escenarios anteriormente descritos. Se observa, además, dos escenarios complementarios a los escenarios de crecimiento económico, relacionados con la introducción de medidas de eficiencia energética en los sectores residencial, servicios, industrial y transporte. Se observa, por tanto, que las autoridades gubernamentales del sector energético no realizan un análisis serio de la evolución de la economía nacional y de la coyuntura internacional y prefieren confundir sueños con realidad. El sueño del crecimiento económico infinito se antepone a la triste realidad de final de un modelo económico excluyente, desequilibrado socialmente y concentrado en algunos reducidos grupos de poder económico. La existencia de una nueva realidad obliga a replantear una nueva estrategia energética a largo plazo, dirigida a reemplazar el consumo de recursos fósiles en el sector transporte y eléctrico y en democratizar y localizar la generación de energía en el Perú.

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Figura 2: Proyecciones de demanda de energía entre el año 2014-2025.

El fin del petróleo en el Perú

Probablemente, el sector del petróleo en el Perú es uno de los temas más complejos de abordar. El discurso vigente, incansable, repite que en el Perú existen ingentes cantidades de petróleo, en una selva virgen, que espera la llegada de los buscadores de oro negro, con sus secuelas de destrucción, contaminación e indolencia ante los problemas y necesidades de los habitantes de esos territorios.

En tanto, que la producción nacional de petróleo, que PerúPetro en su portal web publica mensualmente, se reduce inexorablemente. A finales de octubre del presente año, la producción apenas superó los 54 mil barriles diarios y el promedio de producción mensual en el Perú apenas superó los 58 mil barriles diarios, figura 3. Nunca en la historia se produjo una reducción tan significativa de la producción de crudo nacional. Una simple comparativa de la evolución de la producción nacional permite deducir que el Perú nunca podrá satisfacer la creciente demanda de derivados de petróleo y que es ineludible abordar un proceso de transformación del insostenible modelo actual de transporte de personas y mercancías. La dependencia del Perú de los precios internacionales del petróleo es tan grave, que en el año 2008, el crecimiento económico ni siquiera alcanzo el 1%, debido al elevado precio que alcanzó el petróleo en esos años.

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Figura 3: Promedio anual de la producción diaria de crudo entre el año 2005-2015.

Así, las previsiones de evolución de la producción nacional de crudo no son muy halagüeñas. No obstante, en las previsiones realizadas en el Plan Energético Nacional 2014-2025 se observa un paulatino crecimiento de la producción nacional hasta los 160 MBD, en los 5-8 próximos años, figura 4. La producción nacional no alcanzará a cubrir, por más exploraciones que se realicen en la selva y por más fallidas licitaciones de lotes off-shore, el acelerado crecimiento de la demanda de derivados de petróleo prevista para los próximos años. El fundamentalismo petrolero nacional no entiende que el pico del petróleo en el Perú ocurrió en los años 80 y que el yacimiento descubierto mas productivo apenas superó los 100 mil barriles diarios, en sus mayores años de producción. Esperanzados en encontrar nuevos yacimientos se destruye de forma desalmada un recurso natural tan valioso y frágil como la biodiversidad de la selva peruana.

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Figura 4: Evolución prevista de la producción nacional de petróleo según el MINEM.

El Perú no es un país productor de petróleo. La máxima producción se alcanzó en los años 80 y apenas se superaron los 200 MBD. A pesar de las predicciones y previsiones del Ministerio de Energía y Minas y de PerúPetro y de sus deseos de transformar al Perú en un país exportador de petróleo, año a año se comprueba que se incrementa la dependencia externa de crudo asociada a la brecha entre producción y demanda nacional. En un futuro cercano la situación puede ser realmente angustiosa y condicionar seriamente las actividades económicas del país a una excesiva dependencia de la volatilidad del precio de los derivados del petróleo. Mientras la producción de crudo nacional se reduce inexorablemente, la demanda de derivados de petróleo se incrementa a un ritmo realmente preocupante. La situación no es novedosa. La producción del crudo convencional en el Perú se reduce gradualmente desde el año 1980. 32 años de reducción continua de la producción de petróleo en el Perú no convence a la clase dirigente nacional para iniciar un proceso serio y planificado de transición hacia un modelo energético desacoplado del petróleo.

La única solución viable para reducir la dependencia del petróleo en el sector transporte es iniciar un proceso acelerado de electrificación del transporte de mercancías y de personas, conjuntamente con un política de desmotivación del uso del transporte privado (incremento del precio de aparcamiento en las calles, cierre de acceso a centros históricos, playas de estacionamiento disuasivos en las afueras de la ciudad, aumento de los impuestos por emisiones y por ocupar espacio de las calles) e incentivo al uso de sistemas sostenibles de transporte.

La producción de crudo convencional en el Perú se reduce año a año mientras la demanda se incrementa incesante por el modelo energético existente en el país. En un horizonte futuro de elevada volatilidad de precios, debido a las tensiones geopolíticas en las principales zonas de producción y al declive de la producción de los denominados super yacimientos, el Perú debe elaborar con carácter de emergencia un plan de desacoplamiento del consumo del petróleo en el sector transporte. Los modelos energéticos experimentan un singular proceso de transformación y el Perú no debe ser ajeno a ese proceso, puesto que está en juego la sostenibilidad económica del país y la estabilidad social y política de sus futuras generaciones.