LAS ENERGÍAS RENOVABLES EN LA ESTRATEGIA ENERGÉTICA

La estrategia de transformación del modelo energético actual de cualquier sociedad humana urbana moderna, adicta a los recursos fósiles, se basa en el masivo empleo de energías renovables y en la implementación de planes de ahorro y eficiencia energética.

El análisis de la situación actual de suministro y demanda de energía 

Un planteamiento tan general merece un análisis más detallado, concretamente, es indispensable indicar que porcentaje del consumo energético puede ser gradualmente reemplazado o desplazado por las energías renovables y que porcentaje de energía poder ahorrado con medidas de eficiencia energética. Estudios que deben ser efectuados cuanto antes por los agentes implicados en el proceso de transformación energética.

No menos importante en la estrategia energética es definir los plazos del proceso de sustitución de energía convencional por energía renovable así como los costes económicos del proceso y la reducción de emisiones causantes del efecto invernadero. En un horizonte temporal definido del proceso de transformación juega un rol fundamental el alcance y objetivos de los planes de ahorro energético y eficiencia energética, puesto que pueden reducir de forma significativa la tendencia de incremento del consumo energético.

Un análisis del suministro y demanda de energía eléctrica de cualquier país se sustenta en el empleo del diagrama de energía de Sankey. En la figura 1, se observa el diagrama de flujos de energía de Sankey del Perú, elaborado en el año 2009 por el Ministerio de Energía y Minas, MEM. En la figura se observa los diferentes recursos energéticos empleados para la obtención de la energía primaria necesaria para la realización de las actividades del país así como los diversos sectores de la economía en que se emplea la energía final.

Figura 1: Diagrama de flujos de energía en el Perú en el año 2009, MEM.

No es difícil deducir de la figura 1, la gran dependencia del Perú de los recursos fósiles para la obtención de energía primaria. La dependencia de petróleo y gas natural, con recursos finitos y reservas escasas, es simplemente inaceptable.

El caso del petróleo es crítico, puesto que no existe sustituto inmediato para ese recurso, nacional o importado. En este sentido es imprescindible reducir el consumo de petróleo a niveles mínimos y en el diagrama de flujos energéticos se presenta claramente el valor en energía de la demanda de petróleo que se debe reducir.

En la figura 2, se presenta en porcentaje la oferta de energía primaria por tipo de recursos empleado. El petróleo, el gas natural, los líquidos de gas natural y el carbón representan el 76% de la energía primaria consumida en el Perú. La leña, el bagazo, la bosta y la yereta, empleados en procesos de cocción y calefacción en zonas rurales, representan un 13% de la energía primaria y son un signo inequívoco de subdesarrollo y generan procesos locales de deforestación. La energía solar y la energía hidráulica tan sólo cubren un modesto 11% del total de la energía primaria.

Figura 2: Energía primeria en el Perú en el año 2009 por tipo de recurso, MEM.

La electrificación del transporte urbano y de mercancías 

La dependencia del petróleo es el problema más grave que debe afrontar la sociedad peruana en los próximos 10 años. El petróleo se emplea en ingentes cantidades en el transporte, del orden de 220 mil Terajulios. Se utiliza, asimismo, sistemas de generación eléctrica y en la generación de calor y electricidad en sector industrial, residencial y comercial.

No existe un sustituto definitivo al petróleo en los sistemas de combustión interna de los sistemas de transporte. El gas natural puede ser empleado como un sustituto inmediato pero a largo plazo también se agotará y es necesario plantear desde ya su sustitución por energías renovables. Por tanto, es necesario elaborar un plan a escala nacional para electrificar el transporte público y de mercancías, por un lado, y elaborar un sistema de movilidad sostenible en las ciudades, priorizando al peatón y al ciclista y desmotivando, penalizando y minimizando el empleo del transporte privado. Es necesaria una revolución del sistema de transporte urbano y del transporte de mercancías en un horizonte de tiempo muy corto. No existe otra opción, es la única opción.

La generación de energía eléctrica para alimentar los ferrocarriles, tranvías y otros medios de transporte eléctricos (coches eléctricos para servicios públicos críticos) deberá sustentarse en base a recursos energéticos renovables. La dependencia del petróleo en un entorno geopolítico de encarecimiento y escasez encadena la economía nacional a la volatilidad de los precios del petróleo y, por tanto, a la aparición de procesos inflacionarios.

Es crucial, por tanto, iniciar cuanto antes la electrificación del transporte público y de mercancías y desacoplar los precios de bienes y servicios de las variaciones del precio del petróleo y evitar la creación de fondos de estabilización de precios. Los fondos de estabilización de precios de combustibles degeneran en descarados subsidios y trasvase de dinero público a bolsillos privados, distorsionando el correcto funcionamiento del mercado, que tanto defienden los ideólogos neoliberales y fomentando el consumo.

Desacoplar la economía del Perú de la alta dependencia del petróleo evitará que el país se deslice hacia un colapso social y le garantizará un proceso de transición energética con el mínimo impacto económico y medioambiental.

La sustitución del gas natural

El segundo gran problema del modelo energético peruano es la actual dependencia del gas natural. Es imprescindible plantear una estrategia a largo plazo de utilización del gas natural como energía de transición hacia un modelo energético sostenible basado en el ahorro y la eficiencia energética y en la masiva integración de energías renovables en el suministro energético del país.

En la figura 3, según el informe de la empresa calificadora de riesgos Apoyo & Asociados presentado en enero del 2012 denominado “Perú Informe Sectorial Hidrocarburos”, se observa que el gas natural se destina a los rubros de exportación, electrificación, sector industrial y a usuarios comerciales e industriales.

Figura 3: Empleo del gas natural en el Perú por sectores a mediados del año 2011.

Es importante destacar que el rubro de exportación ya exige casi un 60% de la producción total de gas natural del Perú. No parece lógico que un país en el que el gas natural debería ser un componente primordial del proceso de transformación del modelo energético sea exportado a terceros países. El segundo rubro importante de empleo del gas natural es el sector de generación eléctrica, casi un 30%, que presenta, además, un grado de ineficiencia comparativo muy elevado. Las turbinas de ciclo simple y los ciclos combinados presentan un rendimiento de aproximadamente 33% y 55% frente a un rendimiento superior al 70% de los sistemas de cogeneración.

Sería conveniente que los detractores de las energías renovables calculen en valor económico las pérdidas causadas por el empleo de tecnologías con tan bajo rendimiento comparativo como son las turbinas simples y los de ciclo combinado. Finalmente, aproximadamente un 15% del gas natural producido en el Perú se emplea en el sector industrial 9,2% mientras que un 6,1% es distribuido clientes regulados  (consumidores domésticos, comerciales y gasocentros).

La exportación del gas natural y su empleo es sistemas de conversión con bajo rendimiento induce a pensar que no se ha dedicado el tiempo suficiente a planificar y discutir en que se debería haber empleado un recurso tan escaso. Puesto que el gas natural se emplea fundamentalmente en la generación eléctrica, si no se considera la exportación, sería más correcto emplearlo en sistemas de cogeneración para su empleo además como sistemas de generación de calor en industrias, comercios y viviendas.

Por otro lado, en un plazo máximo de 20 años, el Perú deberá desarrollar una estrategia de sustitución de centrales eléctricas de gas natural por sistemas renovables de generación eléctrica. La sustitución deberá realizarse con sistemas renovables gestionables (hidroeléctrica, biomasa, geotérmica, solar termoeléctrica) y no gestionables (eólica, fotovoltaica, energías del mar).

En la figura 4, se presenta la potencia instalada y la energía generada por diferentes tipos de sistemas de generación a finales del año 2012. La energía anual generada por las centrales de gas puede ser perfectamente compensada por un mix de centrales de hidroeléctricas, biomasa, termoeléctricas y geotérmicas, que funcionen con factores de carga del 50%. Además, se pueden instalar parques eólicos, la tecnología más madura actualmente, que según las subastas realizadas en Perú, pueden trabajar a más de 4000 horas equivalentes anuales y coordinarse su operación con las centrales hidroeléctricas.

Figura 4: Potencia instalada y energía anual generada en el Perú a finales del año 2012.

En paralelo a la sustitución de las centrales eléctrica de gas natural, se deberá desarrollar agresivos planes de ahorro y eficiencia energética en la generación eléctrica, en la construcción de viviendas, en el uso final de la energía térmica y eléctrica en el sector industrial, residencial y comercial, así como en la reducción de pérdidas en el transporte y distribución de la energía eléctrica. La agresividad de los planes de ahorro y eficiencia energética es directamente proporcional a la reducción de demanda y, por tanto, a la reducción del consumo de energía primaria y construcción de instalaciones de generación eléctrica y térmica. La implementación de planes de ahorro y eficiencia energética no forma parte del presente artículo y exige un análisis más detallado.

Conclusiones

Los dos problemas más importantes del proceso de transición del actual modelo energético del Perú hacia un modelo más sostenible, eficiente y respetuoso con el medio ambiente son la electrificación del transporte público y de mercancías así como la sustitución del gas natural empleado en las centrales de generación eléctrica. La electrificación del transporte en el Perú permitirá desacoplar los precios de bienes y servicios de un mercado de alta volatilidad como es el mercado de crudos. Asimismo, la sustitución del gas natural en la generación de energía eléctrica es un problema a más largo plazo, 15-20 años pero que deberá ser abordado desde ahora para evitar el desabastecimiento eléctrico y garantizar el suministro eléctrico con fuentes primarias autóctonas y respetuosas con el medio ambiente.

Madrid, a 4 de Noviembre del año 2012